La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
tiempos modernos
SE está generando incertidumbre sobre el futuro de la televisión pública. Esta semana aparecía el Informe 2010 de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), donde se dice que las subvenciones a las emisoras estatales y autonómicas se incrementaron un 57% durante el último año. Dato que, así expuesto -lo dicen diarios cuyos editores participan en el negocio audiovisual- resulta alarmante y da argumentos a quienes abogan por la privatización o el cierre de estas cadenas.
Hay que aclarar que el informe de la CMT hace referencia al ejercicio en el que se retiró la publicidad de TVE, medida que sirvió de rescate por parte del Gobierno de las agonizantes televisiones privadas, cuya máxima cuota de mercado, tras la autorización de las fusiones, ostentan ahora las sucursales de Silvio Berlusconi. En 2010, año central de la crisis económica y de la asfixia de la prensa diaria, las cadenas privadas incrementaron su facturación publicitaria un 23,2%. Una inyección de 360 millones de euros gracias el corte en los ingresos comerciales de TVE, paliados éstos con más subvenciones…
Zapatero inició su andadura con un propósito claro sobre la televisión: hacerla más cercana a las necesidades del país y poner coto a su degradación. Creó una comisión de sabios, movilizó a la opinión pública, pero terminó presentando un paquete de reformas diluidas por el fuerte protagonismo de los operadores privados. En el sector audiovisual, cuando Zapatero sale ya de escena, el panorama es preocupante, aunque cabe destacar un hecho esperanzador: TVE ha corregido su deriva comercial en la dirección del servicio público, hecho premiado con un liderazgo de audiencia que desmiente la maldición de que la gente quería basura… Los informativos han mejorado mucho en su orientación, independencia y calidad, y el resto de la programación es muy aceptable.
No ha ocurrido lo mismo con las cadenas autonómicas. El ejemplo de la RTVA es paradigmático, y reivindica la idea de que Andalucía en canal es mucho mejor que el canal de Andalucía. Nadie se explica cómo los políticos, que en privado manifiestan el espanto que les produce su vulgaridad y falta de imaginación creativa, no influyen en el cambio radical de una propuesta que amplía las filas de quienes desean el cierre o la privatización de la nuestra. Aunque no parece que estos riesgos alcancen a Canal Sur, porque será, según se dice, uno de los primeros campos de experimentación si hay cambio político en 2012. Resultará muy fácil cambiar la fachada audiovisual de Andalucía. Hacerla más moderna y urbana. A los populares, se lo están poniendo en bandeja…
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