La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
ESTA medianoche España entrará oficialmente en campaña electoral. A casi 40 grados centígrados en no pocas dehesas de la piel de toro y con el riesgo de que estas elecciones anticipadas a la canícula sólo provoquen una situación de bloqueo, en el que no sea viable la gobernabilidad para alguno de los dos bloques ideológicos.
El consenso de los sondeos señala que es el de la derecha el que llega con ventaja, pero entre mucho ruido de retroceso en sus expectativas por la gestión de los pactos de gobierno con Vox en ayuntamientos y autonomías, tras unos resultados el 28-M que le han dado mucho más poder institucional al PP del inicialmente previsto por el Gobierno y el PSOE.
Sólo el Centro de Investigaciones Sociológicas dio ayer mayoría, incluso absoluta, al bloque de la izquierda que los socialistas integran con Sumar. Desprestigiado como está el CIS desde que lo dirige José Félix Tezanos por sus desatinos consecutivos, el pronóstico –de enormes horquillas– no sirve ni para movilizar en la izquierda –para la que trabaja con descaro– el voto: quizá sea al contrario. Eso sí, por primera vez admite que la fuerza más votada sería el PP, aunque apenas dos décimas de ventaja: un empate.
El presidente del Ejecutivo y líder del PSOE, Pedro Sánchez, se multiplica en apariciones con ínfulas de victoria, aunque a lo que realmente aspira es a lograr el bloqueo, forzar la repetición electoral –en lo que sería un experto– y completar la recién estrenada presidencia de turno de la Unión Europea, que ha puesto en juego en su huida hacia adelante para no asumir las consecuencias en su partido de la derrota de mayo.
Pero jugar al bloqueo es como hacerlo a la ruleta rusa con cinco balas. Los españoles que voten decidirán su suerte.
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