La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
calle rioja
La Feria nació como un mercado y el Jueves, el mercadillo de la calle Feria, es la continuación de la Feria por otros medios. Sólo el Jueves Santo no abren sus puestos, ya que por la tarde sale Monte-Sión y la noche alfombran su pavimento para el paso de la Macarena, aunque este año quedaron inéditas por la lluvia. De la Oración en el Huerto a la Sentencia en el Pretorio. El campo y la ciudad hermanados, como si habláramos del Aljarafe y Capitanía en la Plaza de España, con Pilatos en el lugar que ocupara Peter O’Toole en el rodaje de Lawrence de Arabia.
Quien pensara que por ser días de Feria el Jueves de la calle Feria iba a perder su ambiente, su vaivén de curiosos, estaba completamente equivocado. Las apreturas eran como en el real los primeros días. Lo comprobé entrando por Divina Enfermera. En San Martín saludé a Longinos, el romano de la Lanzada que hace guardia en la iglesia donde está enterrado Juan de Mesa. En la calle Viriato, una placa recuerda la casa en la que nació Paco Gandía (1929-2005). Nació el 5 de abril del año de la Exposición Iberoamericana. En el capicúa 92 cumplía años quince días antes de que el rey Juan Carlos I inaugurase la Exposición Universal de Sevilla. Aquel 20 de abril de 1992 era lunes. El domingo, Rafael Gordillo había disputado su último partido como futbolista del Madrid. Un 7-0 al Español. Puro espejismo de la primera de las dos ligas que perdieron en Tenerife con Valdano como Judas Iscariote. El presidente del Gobierno, Felipe González, tenía 50 años; el monarca, 54. Ahora son octogenarios y los ningunean los niñatos.
El tráfico está cortado en la calle Castellar (donde nació José María Izquierdo, alma de la Cabalgata del Ateneo) porque hay Jueves. Jueves de Feria, hermosa redundancia. Este real de iglesias, mercado y mercadillo sólo tiene una calle. Todo el año es la calle Juan Belmonte, que nació en esta calle, en la quincalla de su padre, aunque muy pronto cruzó el río para convertirse en el Pasmo de Triana. Está Beatriz Moreno, la hija de Benito, con sus abalorios; y Rodrigo con su biblioteca andante. Y los carteles de Fiestas Primaverales de El Pianillo.
En esta Feria de detalles y miniaturas, oda al chamarilero, no hay Caseta Municipal ni esas jaimas portentosas del Mercantil o el Labradores. Pero la aristocracia se mezcla con el pueblo: ahí están el conde de Torrejón camino de la Alameda o los marqueses de La Algaba conservando el centro de interpretación del Mudéjar. Hay una calle que suena a marcha procesional, Amargura; otra, a cine de verano, Arrayán.
Libros, discos, fotos antiguas. Junto al taller de la Copia de Pepe Lebrato y de Carlos, un puesto con estampas taurinas. En una se ve a Curro Romero. Es el único torero vivo que tiene calle en el real. En una caseta de la calle Curro Romero pasamos el martes una tarde inolvidable. Se llaman los 0,30 porque fue una noche a las doce y media cuando el Ayuntamiento confirmó a sus socios que tenían caseta. Habrá que mover una de las mesas porque llegará el grupo musical.
Hoy se cumplen 32 años de la inauguración de la Expo. La portada de la Feria rinde tributo al Pabellón Mudéjar de la Exposición de 1929, actual Museo de Artes y Costumbres Populares. El 29 está de moda: la película sobre Aníbal González, el nuevo restaurante en el antiguo Pabellón de Información del certamen, El 29, donde estuvo La Raza en la que tantas cosas celebramos. El año que nacen Paco Gandía y Manuel Olivencia, al que su antiguo alumno Felipe González convirtió en primer comisario de la Exposición del 92, la que remató Jacinto Pellón, el ingeniero cántabro que aparecía en una copla de Carlos Cano.
Este año bisiesto tendrá 52 jueves y 51 Jueves, porque hay que descontar el Jueves Santo en el calendario del mercadillo. El mes de febrero tuvo 29 días, empezó y terminó en jueves, que es la medianera de la semana, los calamares en el bocadillo, el puente entre las orillas, la metáfora de los molestos y metomentodos: siempre en medio, como los jueves y la Bodeguita de La Habana que tanto le gustaba a Hemingway. Día equidistante del lunes y el domingo, alfa y omega de la semana. En Feria, jornada del declive tras el día festivo, casi Jueves de Resaca.
A las extranjeras les encanta el Jueves. Es el mejor escenario para La tesis de Nancy, la novela de Ramón J. Sender que tanto le gustaba a Rafael de Cózar. Una vez quedé con Rafael Valencia para dar un paseo por Sevilla y me propuso que lo diéramos por el Jueves. Igual que con Manuel Moreno Alonso, el que más sabe en Sevilla de Blanco White y de la Sevilla napoleónica.
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