La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
YA sé que alguno saldrá y dirá con aire de Bill Clinton: “¡Es la economía, estúpido!”. El columnismo es eso, repetir una y otra vez frases de calendario atribuidas a Churchill, Oscar Wilde, Marx, Cánovas... Y aún así da cierto repelús ver al presidente de la Junta de Andalucía reunirse con un altísimo cargo del Partido Comunista Chino, aunque exista la excusa de las inversiones económicas y la buena voluntad. Por esas insidiosas casualidades de la actualidad, al mismo tiempo que se anunciaba la reunión de Juanma Moreno con la delegación china, algunos medios anunciaban con la boca chica la puesta en semilibertad de la bloguera Zhang Zhan tras cumplir cuatro años de cárcel por informar y documentar los oscuros inicios de la pandemia de la covid-19. Esta periodista estuvo tres meses grabando vídeos del desastre y poniendo en evidencia la actuación de las autoridades chinas, lo que le llevo a la cárcel y a que, en la actualidad, siga vigilada por la policía.
China es la gran consentida de nuestro tiempo desde Nixon. El régimen que la sustenta tiene un pasado impresentable (con millones de muertos a sus espaldas) y en la actualidad ha decidido sumar lo peor del capitalismo y el comunismo. No esconde su pretensión de dominar el mundo y está comprando media África y media América del Sur. No hay ningún analista militar internacional que no apunte a que una guerra en el Pacífico entre Occidente y China es uno de los escenarios más posibles dentro de tres décadas. El pasado jueves conocíamos que las Fuerzas Armadas chinas están realizando unas maniobras simulando una invasión de Taiwán. Da la impresión de que solo es cuestión de tiempo. Podemos seguir largamente: libertades políticas y culturales inexistentes, absoluta arbitrariedad del poder...
Volvamos a la reunión entre Juanma y el burócrata comunista. Nos parece muy bien. Las cosas del comer son las cosas del comer. Pero no nos alegremos demasiado o, al menos, disimulemos, porque estamos haciendo negocios con el mismo demonio, que diría Manzanita. Al menos pidamos que todos aquellos que protagonizan el encuentro no nos vengan luego con lecciones éticas de cartón piedra, que no se presenten como paladines de la democracia y el pensamiento liberal, que no propugnen bloqueos y vetos a partidos legales mientras compadrean con líderes totalitarios. Que recuerden, en definitiva, que los mismos a los que le ponen la sonrisa kennediana son los que le tienen puesta la bota en el cuello a 1.412 millones de chinos.
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