Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
ISABEL Díaz Ayuso mira con pelusilla a Juanma Moreno. El lunes iba a ser el día grande del presidente de la Junta y de la ministra Teresa Ribera, ambos vestidos de Coronel Tapioca, y no de Silbón, sobre la marisma del Rocío anunciarían el acuerdo de Doñana, así que la madrileña abrió la ronda de desayunos de esa mañana con una denuncia de un supuesto complot del Gobierno de Pedro Sánchez para dejar sin agua a Madrid. Un frente hídrico a cuentas del Tajo para opacar el pacto del Rocío.
Díaz Ayuso es transparente, se entiende todo lo que dice, incluso cuando insulta con la macedonia de frutas, así que fue sencillo adivinar sus intenciones, que no eran otras que sobreponerse sobre Juanma Moreno en el preciso día en el que el presidente de la Junta demostraba que también desde el PP se puede pensar en verde, llegar a acuerdos con el Gobierno del mal y, además, ganar una partida política.
Díaz Ayuso sabe que Alberto Núñez Feijóo no es su competidor, por edad y por incertidumbres electorales, el PPtiene que ir definiendo quiénes serán sus próximos líderes, y en la lista hay dos presidentes autonómicos con un historial de éxito: ella y el malagueño, que además representan dos modos distintos de entender al partido.
Es verdad que las diferentes realidades sociológicas de Andalucía y Madrid son las que han marcado cada una de las estrategia, Juanma Moreno se ha echado al andalucismo y al viejo PSOE con el que flirtea y Díaz Ayuso tira a Vox, porque una comunidad es más de izquierdas que la otra, pero también hay un fondo ideológico, la madrileña se ha empapado del liberalismo capitalino que lleva el añadido postural del descaro y la agresividad.
Cualesquiera que sean sus cartas, Moreno las cubre mejor, no transmite la ansiedad de Ayuso por distinguirse de Feijóo en las malas noches del balcón de Génova ni está del todo claro que desee ese salto tan difícil de rechazar para un político del sur. No obstante, al presidente de la Junta se le está acabando la Luna de miel de sus dos primeras legislaturas, en las que el electorado andaluz, que es muy conservador en cuanto a los cambios, le ha dado una notable muestra de confianza. A su carrera aún le quedan otras páginas.
Ayuso, sin embargo, va sobre la ola, sostenida por ese conglomerado de intereses que confluyen en la Puerta del Sol, a esos madrileños les importa un madroño el Gobierno de la comunidad, lo suyo es otro poder.
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