La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Los calentitos son economía productiva en Sevilla
Irresponsable. La palabra de moda, pero no entre quienes lo son, sino entre quienes ven que otros la cometen. Es una calificación hiriente para quien la recibe por aquella persona que bien conoce su significado. Irresponsable es la persona que obra o toma decisiones sin considerarse responsable de lo que hace. Estoy tratando de entender qué les lleva a los jóvenes a celebrar fiestas Y botellones e ir a discotecas como si nada hubiera pasado. Me llama profundamente la atención que, habiendo estado todos confinados, retomen sus vidas en masa como si de un auténtico sueño hubieran despertado. Haber estado encerrados durante meses en nuestras casas por culpa de un virus mortal del que aún no nos hemos librado no parece que haya servido de lección para quienes se toman a la torera las normas sanitarias de seguridad que evitan el contagio. Los jóvenes están siendo, según los datos que nos dan desde el Ministerio de Sanidad y la Consejería de Salud, el principal foco de propagación de virus. Hubo unos días durante los que celebrábamos con entusiasmo que los jóvenes no se contagiaran del virus, así como los bebés o los animales. Ahora se ha demostrado que todos son víctimas probables del mismo. Ser asintomático no debe ser un motivo para perder la memoria de que se es vector, transmisor de la enfermedad mortal a las personas del entorno. Ya se está recogiendo la imprudencia en el código penal, bajo multas de 600.000 euros, aunque aún desconozco la calificación. Si llegaría a ser homicidio imprudente o qué otra figura legal le atribuirían. Quizá estar confinados a los jóvenes, a algunos jóvenes, les haya llegado a gustar porque se han librado de ir a los institutos, universidades, de tener que mantener la disciplina diaria del trabajo responsable. A la semana de haber superado la angustia de la perdida de libertad, se habrían acostumbrado a estar, muchos, tirados a la bartola en su casa sin asumir la gravedad de la situación que vivimos por la que pendemos de un hilo a nivel social y económico. Salir de marcha manteniendo la medidas de seguridad es posible. No comprendo la irresponsabilidad de quienes, después de esta experiencia , siguen saliendo en manada por las noches de manera tan imprudente. Hubo un tiempo en que ante la desobediencia de un hijo la bofetada te ponía el cerebro en su sitio. La moda de no reñir, o simplemente de decirle a un joven que es un irresponsable, parece que hace malo al educador. Sois unos irresponsables porque tomáis decisiones sin consideraros responsables de lo que hacéis.
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