Lo de Israel se llama humanidad

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Militares israelíes, durante el asedio a Jan Yunis.
Militares israelíes, durante el asedio a Jan Yunis. / Fuerzas De Defensa De Israel (Efe)

30 de mayo 2024 - 04:00

MARGARITA Robles ha sido la primera ministra socialista que ha calificado de genocidio la actuación de Israel en Gaza, y no es una dirigente cualquiera: cuando fue secretaria de Estado de Interior, con Juan Alberto Belloch como ministro, trasladó a los jefes de la Guardia Civil destinados en el País Vasco que en una democracia no cabían las excepciones al Estado de Derecho, ni interrogatorios ni acciones fuera de la ley.

Por entonces –eran los años noventa–, ETA mataba, secuestraba y extorsionaba, pero lo que ocurría en cuarteles como el de Intxaurrondo era intolerable. Ésa es la lección, no todo vale contra el crimen más execrable, con independencia de que el tipo penal en el que pueda estar incurriendo el Gobierno de Benjamin Netanhayu sea genocidio, del que avisa el Tribunal de Justicia de Naciones Unidas; crímenes contra la humanidad, como aprecia el fiscal de la Corte Penal Internacional, u otra clase de violación de las convenciones internacionales.

Porque el asunto que nos interesa es la respuesta que un Estado democrático como Israel debe darle a un grupo terrorista como Hamas. En España ningún gobierno ni cuerpo policial o militar bombardeó un caserío donde se suponía que se refugiaban terroristas ni se decretó, por ejemplo, el desalojo de la comarca del Goierri, donde parte de su población apoyaba a la banda. Es más, cuando Belloch y Margarita Robles llegaron al Gobierno de Felipe González acabaron con el vínculo de los ejecutivos socialistas con el terrorismo de Estado. Por eso valen tanto las declaraciones de la ministra de Defensa.

Este planteamiento nos lleva a rescatar del olvido eso que se llamaban los valores, los éticos, los humanitarios, los cristianos o los democráticos, para plantear que la respuesta que Israel ha dado a Gaza no es justa, sino inhumana. Hamás no respeta ninguno, pero la desproporción de fuerzas entre los israelíes y los yihadistas es tan abismal que caben muchas otras opciones de ataque, incluidos los selectivos, de los que el Estado hebreo ha venido haciendo uso desde su creación.

Más allá de la oportunidad del reconocimiento del Estado palestino o del ventajismo electoral, habrá un día no muy lejano en que se juzgue este horror humanitario como uno de los episodios más negros del siglo XXI, cuando una pequeña, pero poderosa, parte de Occidente toleró las matanzas indiscriminadas de Netanyahu.

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