La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Sevilla/Los Grammy son un éxito en Sevilla porque han cumplido una de las reglas de oro de esta ciudad: dejar fuera a cientos de personas que deseaban figurar. Algunos se han quedado literalmente con cara de bobo después de llamar desde al alcalde hasta al presidente del Consejo de Cofradías, pasando por amigos que un día fueron algo por si podían apretar por la causa. ¡Qué poquito han olido los sevillanos las butacas para la gala y otros festejos! Hay por ahí hasta una fiesta de consolación para los que no han trincado ni una mala localidad en una grada de sol, pero les dan un canapé para que se puedan emperifollar y poner fotos en las redes sociales. Es como el arroz que le cocinaba Rafael Carretero a los trabajadores de la caseta municipal el lunes de resaca. Pues eso: hay para todos, pero no todos son iguales de cara a los Grammy. En el fondo tenemos mucha inteligencia emocional. Sabemos gestionar las frustraciones. ¿No nos invitan a los Grammy? Pues nos montamos la celebración paralela, como el que se organiza el pescao en casa o en un restaurante a falta de caseta propia. ¡Si hasta hay quienes se han inventado órdenes y congregaciones pseudonobiliarias porque no les dejan entrar en la Real Maestranza! Sevilla es como una tómbola. ¡Siempre toca, siempre toca, un perro o una pelota! Fíjense cómo es la cosa que la todopoderosa Junta de Andalucía sólo ha logrado poco más de treinta localidades.
Qué listos los organizadores de los Grammy, un evento 0’0 para los sevillanos. Se trata de usar la ciudad, no de contar con quienes viven en ella. He ahí el éxito. ¿Por qué el Pregón de los pregones es un éxito de convocatoria? Porque se queda gente fuera. Si lo pusieran en Fibes con entrada libre se acababa el morbo. Perdería todo el interés. Y quien dice Fibes, ponga usted la mismísima Catedral. Los sevillanos se han conformar con ver los Grammy por televisión, salvo los muy, pero que muy escogidos, una verdadera minoría. Consuélense con los estudios sobre el impacto económico, la repercusión que tendrá la ciudad y la chorrada máxima de que los Grammy nos ponen en el mundo. Tenga usted siglos de historia, haya acogido a civilizaciones y culturas varias y haya sido nada menos que la ciudad que capitalizó las relaciones con el Nuevo Mundo para que los Grammy nos pongan en el mapa. Será para los iletrados, oiga. ¿Pero no fue Maradona el que puso a Sevilla en el globo terráqueo? No seamos cicateros y demos gracias a los Grammy. Mejor que vengan muchas veces. Al fin es lo que sabemos hacer mejor: recibir, aplaudir desde la calle y largar por detrás.
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