La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¿Que yo pago la luz en dólares?
Plaza nueva
RECESIÓN es la palabra ya consensuada, que ya hasta Solbes se ha decidido a calificar de esa manera lo que nos está cayendo en todo lo alto. Pero recesión quizá sea una visión optimista de la crujía. Recesión es un retroceso coyuntural de la economía, pero ¿es esto que sufrimos algo sólo coyuntural? He ahí la cuestión, que vamos a ver lo que dura la coyuntura mientras el ilustre aperador del cortijo comparece en el Congreso de los Diputados para un alarde de gratuidad, lo de tirar con pólvora ajena una vez más. El hombre, en vez de decir por dónde se sale de esta crujía que tanto edulcoró en sus inicios, se vino arriba en banderillas para empezar a distribuir diezmos y primicias, para convertirse en el padrino de un bautizo de tronío mientras podía sonar aquella arenga antañona de "padrino no te lo gastes en vino, gástatelo en manteca para los niños de teta".
Me parece extraordinario que a las clases pasivas se les ofrezca una mejoría en sus condiciones de vida, pero me parecería una estulticia que todo se quedase en una promesa, en una más de las muchas que se han ido incumpliendo. Con todo el Congreso expectante a ver qué soluciones ofrecía el presidente del Gobierno para que la crujía sea, al menos, un poquito más pasajera de como se presenta, el hombre hizo como que se metía la mano en el bolsillo para, como el rumboso padrino del bautizo, tirar a voleo un dinero que mucho nos tememos sea inexistente. Tomad y coged, hermanos, que ya está bien de que critiquen nuestro política social parecía pregonar el optimista ciudadano leonés. Pero, ¿de dónde, señor, saldrá ese dinero que usted promete? Ni una sola respuesta, no sólo que fuese convincente, sino de tipo alguno, de Belinda total, que se decía al rebufo de la película aquélla que narraba la vida de una pobre muda a la que, además, violaron y preñaron.
A todo esto dice el encargado de controlar los dineros, el llamado Pedro Solbes, que si la recesión sirve para limpiar la economía y remontar, magnífico. Lenguaje críptico que sólo sirve para añadir crispación. Cuando el personal anda a machetazos con la vida, cuando el fin de mes tarda una eternidad para el que cobra y llega en un soplo para el que paga, lecciones de Economía es lo que menos se agradece. Tampoco lo de jugar con los adjetivos contribuye a calmar los ánimos, que qué más da recesión, desaceleración o crisis cuando la soldada no llega, la hipoteca se pone imposible y del pan para hoy y hambre para mañana se pasó al hambre para hoy mismo sin necesidad de esperar un solo día. Y ahí el optimista leonés convertido en padrino de bautizo que lanza a pelón unas perrillas no de su faltriquera, sino de la del Estado aun a sabiendas de que esas faltriqueras las cuelgas al revés y de ellas no caen ni pelusas.
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