Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
La cantante Shakira no salió del Alfonso XIII en ningún momento de las vísperas de la ceremonia de los premios Grammy, celebrada en Sevilla Este. No hubo foto de la colombiana con la Giralda de fondo, por ejemplo. Quien tenga dudas que le pregunte a Carlo Suffredini, director del hotel. Ningún gran artista nos obsequió con una imagen publicitaria de la ciudad de las que tienen un impacto del que después presumen los políticos que nos convencen de que la rentabilidad ha sido alta, muy alta. A los periodistas nos sirven esas cifras mareantes para titulares de los que nos gustan porque nos dan la comida picadita, pues somos aficionados a hacerle caso no al que sabe, sino al que parece que sabe. Es cierto que resulta muy difícil saber quién sabe de verdad de cada asunto. Normalmente el que controla sus temas, el científico de verdad, no nos busca. Hay que buscarlo. Y hay demasiado papafrita que nos vende (y le compramos) sus teorías sobre la ciudad, la región, Europa, la globalización y otros contextos. Blablablá. ¿Se dan cuenta de que son siempre los mismos? Les aseguro que hay más analistas de todas las disciplinas y mucho más serios, pero no sufren narcisismo patológico o no han terminado de engañar ya a todos los informadores y articulistas. No abundaremos ahora en un problema del gremio periodístico, porque es nuestro y muy serio porque nuestra función social exige el máximo rigor, sino en una circunstancia de la ciudad de la pos-pandemia en la que nos ha tocado sufrir.
Al recorrer el centro de Sevilla durante la tarde del viernes y todo el sábado recordaba a un economista andaluz como el catedrático José Manuel Cansino. Si la economía sumergida y las pensiones son algunas de las claves de la economía andaluza a la hora de mantener la paz social en una región con territorios que han conocido algunos meses un 30% de paro, me hacía una pregunta al comprobar (otra vez) la basura acumulada en un espacio declarado patrimonio de la humanidad. ¿La cochambre de determinados acontecimientos de entre 24 y 48 horas de duración es una fuente de ingresos fundamental para una ciudad que llegó a ser capital económica del mundo? Si lo es no nos queda más remedio que aceptarlo. Porque entre las fotos de un día como ayer está la de la Giralda enclavada en un entorno de batalla campal. También la de los tíos meando en la basílica del Cachorro y el video de una reyerta en la Alameda. Y eso que la afición vasca es de alto poder adquisitivo, oiga. ¡A callar, estúpido! Y comen mucho y bien. ¡Que te calles, agorero! Y que los meones son solo dos. ¿Por qué no te callas... de una vez? Uno cree que es posible que el turismo de alta calidad y los acontecimientos que enriquecen la ciudad deben tener como modelo el desfile de presentación de la colección de Dior celebrado en la Plaza de España, no las finales de fútbol de estos tiempos, donde ya se sabe la norma: la exaltación del consumo de alcohol porque "hemos venido a emborracharnos y el resultado nos da igual". Esto no consiste ya en el hermoso desfile del Brasil carnavalero por la Palmera en el Mundial de 1982, sino, como diría un cursi a sueldo, en la normalización de la "botellona estructural" como forma de convivencia de los grandes acontecimientos deportivos y festivos. ¡Es una forma de cultura, idiota! Llamen al antropólogo de guardia.
Tal vez los Grammy sean la panacea. Al menos no nos sembraron de basura las calles, no nos dejaron el olor a orines. Tampoco usaron los taxis, porque todo fueron en Uber. El Palacio de Congresos (Fibes) visto por la televisión pudo ser Elche, pero nos aseguran que se vio la palabra Sevilla y que tuvo gran impacto. Dogma de fe. La cochambre en los cascos antiguos como el de Sevilla es una fuente de ingresos importante en la economía andaluza. Porque la foto, pese a la basura, nos beneficia. Eso dicen. Trágense la papilla sin respirar y sean felices.
Esta mañana estará todo limpio cuando se levanten gracias a los operarios de LipaSanz (José Luis). Los vascos y mallorquines se han jamado los congelados que sobraron de la Semana Santa pasada por el agua, el barro y la mala educación. Otra vez se le ha dado uso al estadio de Alejandro (Rojas-Marcos) que tan bien conoce El Flequi, hoy presidente del Puerto, señor Carmona (Rafael). No pongamos más pegas que al menos las aficiones de vascos y mallorquines no encendieron tracas como los valencianos. ¡Cómo se asustaron aquel día los perros! Guau. Es la economía, estúpido. A baldear. Aquí no ha pasado nada. ¿Botellonas en las gradas de la Catedral? No seamos amargados. La gente tiene que disfrutar, que lo hemos pasado muy mal en la pandemia. A trincar los euros que el sábado empieza la Feria. Porque la pasta, lo que se dice la pasta, se la lleva la Federación. Que en España siempre es la de fútbol. No me cuentes penas, cuéntame alegrías. Ya huele a Feria. Y Sevilla tiene un color especial. El resultado nos da igual. Y aquí lo importante es la tranquilidad de los perros. De cuatro patas.
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