La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La bulla de la Avenida en la Navidad de Sevilla
EN Andalucía no faltan hospitales, escasean los pacientes. Eso es lo que se deduce del llamado “cierre técnico” de la UCI del antiguo hospital Militar de Sevilla, rebautizado como Antonio Muñoz Cariñanos en una consulta amañada por la Consejería de Salud y elevado a símbolo de la eficacia del primer Gobierno de Juanma Moreno frente a la desidia de los anteriores gestores.
Esto sólo es un anticipo de lo que sucederá en Andalucía, donde las oficinas del SAE cerrarán por falta de parados, los médicos se aburrirán como cabras esperando a los pacientes y las sucursales bancarias echarán las barajas porque los ciudadanos amasarán tanto dinero líquido que convertirán en inútil la vieja manía de entramparse.
En el Muñoz Cariñanos, varias veces reinaugurado durante el primer mandato de Juanma Moreno, han cerrado la UCI porque no hay suficientes sevillanos para llenar las unidades de los otros tres hospitales sevillanos: Virgen del Rocío, Macarena y Valme. Y aún queda un quinto en la Cartuja, cuya apertura inminente como hospital de la mujer fue anunciada hace dos años.
¿De qué delirio hablamos? ¿Cuánto alpiste has desayunado esta mañana? ¿Le están echando al agua sustancias euforizantes?
Ubiquemos la acción, que diría Antonio Reguera. Durante la pandemia de Covid, el Gobierno andaluz rescató el edificio del Militar del abandono, lo fue restaurando planta a planta y vendió la inauguración del cuarto hospital de Sevilla como la traca de fuegos artificiales que anunciaban un giro completo en la asistencia sanitaria en la comunidad. Como parte de este plan, ideó un concurso para rebautizar el hospital, que se llamaba Vigil de Quiñones en recuerdo del médico militar sevillano que comandó el puesto de los Últimos de Filipinas por la muerte de los otros responsables. El nombre de Muñoz Cariñanos no fue el más votado, pero Salud le puso el nombre prefijado al edificio con calzador.
Lo cierto es que el nuevo hospital, a pesar del edificio, es una extensión del Virgen del Rocío y que su UCI se reduce a los casos graves de infecciones respiratorias, de tal modo que la Consejería de Salud ha preferido romper la burbuja de la apariencia a trasladar cada día a un retén de sanitarios para mantener la ilusión de la abundancia. Sobran UCI, faltan virus.
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