La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El alcalde de Sevilla no tiene una varita mágica
La ciudad y los días
LA revista que van a presentar el señor Alcaraz (IU) y la señora De Pablos (PSOE) en la Casa de la Provincia de la Diputación Provincial (PSOE), cuya vicepresidenta, la señora Gutiérrez Nogales, dará la bienvenida a los asistentes, no plantea en primer lugar un problema sobre la falta de respeto a los símbolos religiosos o los límites de la libertad de expresión. El problema más urgente que plantea es el de la propiedad intelectual y el registro de marcas y patentes. Está claro de qué va la revista y por ello es oportuno evitar caer en la trampa de la provocación para no hacerle propaganda gratis. Presentarse en Sevilla de la mano de IU y el PSOE, utilizando irrespetuosamente la fotografía de uno de los símbolos más queridos y respetados de la ciudad, es un truco demasiado fácil para llamar la atención y gratificar a la caverna que se cree ilustrada. Es un recurso útil, desde luego, pero elemental y manido. Y muy propio de una publicación que basa un concurso entre sus lectores en esta pregunta: "¿A los curas también les gusta que les toque el Niño o prefieren tocarle ellos?". No hay que molestarse en calificar a quien así se califica a sí mismo.
Lo relevante del asunto, aquello de lo que hay que aprender, es la indefensión legal de las reproducciones de las imágenes sagradas de nuestras hermandades y cofradías. El respeto que la Constitución exige para los símbolos de las confesiones religiosas y las creencias de los ciudadanos no basta. Es una debilísima defensa que siempre cederá ante el derecho a la libertad de expresión. La propiedad intelectual (autor de la fotografía) y el registro de la imagen sagrada y sus reproducciones en la Oficina de Patentes y Marcas, en cambio, sí que la protege de usos impropios, ya sean comerciales o faltos de respeto. Y además reconduce la cuestión a lo objetivo, alejándola de lo opinable o la polémica.
Quien quiera utilizar una fotografía o la reproducción de una obra de arte sin los oportunos permisos sabe a lo que se arriesga. La Hermandad afectada por esta gansada, harta de soportar utilizaciones abusivas de su universalmente famosa imagen titular, cuenta, según leo, con 27 inscripciones registrales para impedir la comercialización y el uso indebido de la imagen de sus titulares y otros bienes patrimoniales. Pues que la ley actúe. Y caiga en saco roto la tonta provocación. No se haga el juego a quienes serían felices presentándose como víctimas de la intolerancia.
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