España: lo mejor que nos ha pasado

TAL como titulaba un editorial de este diario hace unos días, la Unión Europea es lo mejor que le ha pasado a Andalucía, a lo que cabría añadir que también a España. La adhesión de nuestro país en 1986 supuso el final del riesgo del golpismo, una democratización más profunda de todos los poderes y la asunción de unos valores que por entonces nos resultaban exóticos, como la protección medioambiental. La deuda histórica de Andalucía ha quedado saldada con creces por Bruselas, que desde la adhesión ha pagado 43.400 millones de euros, el equivalente a casi todo el presupuesto actual de la Junta durante un año. Y aún hoy nos ofrece una esperanza de alto valor, porque el consenso político que en España ha sido engullido por esta polarización afectiva se mantiene en las sedes comunitarias, como demuestra que la candidata de los populares para presidir la Comisión Europea es también la preferida del Gobierno de Pedro Sánchez: la alemana Ursula von der Leyen.

Como ha calificado mi vecino de página –Ignacio Martínez–, la Eurocámara que hoy elegimos es un parlamento en precario, porque es la Comisión Europea la que tiene la iniciativa legislativa y la que vela por los cumplimientos, y porque son los consejos de ministros de los Veintisiete los que deben ratificar los acuerdos parlamentarios. Es decir, que la continuidad de Von der Leyen es el elemento sustancial de estas elecciones y ello dependerá, en primer lugar, de los jefes de gobiernos, que no se eligen hoy, y en segundo del Parlamento, donde una mayoría de populares, socialistas, liberales y verdes podría asegurar el segundo mandato de la alemana menuda y discreta que nació bajo la sombra poderosa de Angela Merkel.

Von der Leyen ha sido una buena aliada de España, gran parte de los éxitos de Pedro Sánchez se deben a su comprensión: la deuda mancomunada para levantar la economía de después de la pandemia y la excepcionalidad ibérica, que ha convertido a España en un país de verdad competitivo por los precios de la energía. Todo lo que sea federalizar a Europa le viene bien a España, cualquier retroceso por la vía de la renacionalización, mal.

Los partidos de extrema derecha comparten pocas cosas, pero una de ellas es su carácter de reacción antiglobalizadora, y esto es lo que parece que Von der Leyen ha asumido al final de la campaña. Si los populares, socialistas y liberales mantienen en la Eurocámara una mayoría, a la que se pueden sumar los verdes, el gran consenso que nació con el Tratado de Roma de 1957 se mantendrá intacto, a pesar de toda la porquería que hemos respirado en esta campaña electoral.