Elogio de un buen polvo

Hoy es San Valentín, mártir del siglo III y patrón del amor y el poliamor. Pero es también miércoles de ceniza

14 de febrero 2024 - 01:00

De periplo por los pagos del sur, los viajeros románticos del XIX solían visitar las praderías de los muertos. En el cementerio de Málaga se podían encontrar epitafios memorables. Uno de ellos decía: “Yace aquí el polvo de mi amada, que lo tuvo magnífico en su vida”. Lo recordaba Luis Carandell en Tus amigos no te olvidan. No sé si el inglés Richard Ford anotó algún que otro epitafio ejemplar en su visita al hoy olvidado cementerio de la ermita de San Sebastián, en los jardines de la iglesia homónima, en El Porvenir, donde forman los nazarenos de La Paz.

Hoy es día de celebración, pero con dos trayectorias. Es San Valentín, mártir del siglo III y patrón del amor y el poliamor. Pero es también miércoles de ceniza, inicio de la cuaresma y preludio que llevará al Domingo de Ramos y al otro domingo del Resucitado guapicursi de Salustiano. El amor nos traslada al pórtico de la juventud perdida. Para algunos –no todos– la ceniza suele reportar a la infancia y al mundillo nostálgico de las cofradías (ahora casi todo es exceso y enloquecimiento).

“Recuerda que eres polvo y al polvo volverás”. Pero hay matices, sobre todo en día de coincidencias como el de hoy. Dice el escritor francés Fréderic Beigbeder que el amor empieza en agua de rosas y acaba en agua de borrajas. El azar quiere que hoy celebremos la doble cualidad del polvo. Coyunda y consunción. Los memes que nos llegan al móvil refunden la hiperbólica situación con humor. Hoy es de suponer que será más fácil proceder a la operación polvo, ya sea por flechazo de San Valentín o por católico protocolo de la cuaresma. Leo en la web Sevilla Secreta los planes que pueden hacerse en pareja en la ciudad. Los mejores restaurantes, el mejor terraceo, las vistas más espectaculares, las coctelerías más cuquis, los spas más relajantes, el brunch más adecuado para reponerse del esfuerzo coital, etcétera. Tomo buena nota, al loperiano modo, aunque he de trabajarme aún la compañía.

Como era de esperar, el tiempo también se apunta a la festividad del polvo carnal y la ceniza cuando cae ahora su fina propiedad sobre cada uno de nosotros. Tempus fugit, lo dijera o no Virgilio. Recuerdo alguna que otra Semana Santa tempranera, como la de este año (la de 2008 fue el 16 de marzo y la de 2016 cayó el 20 de marzo). Los errores en el amor se acumulan. De ahí parte quizá otra suerte de vía dolorosa al margen del empedrado de Jerusalén. He releído ahora Sobre los acantilados de mármol de Jünger. El católico alemán se ofrece como cirineo: “Si se concibe el camino como un Vía Crucis, entonces la cruz está presente desde el inicio”.

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