Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Editorial
LA dimisión de Rafael Velasco como vicesecretario general del PSOE andaluz y diputado autonómico abre una crisis en el partido mayoritario que gobierna la Junta desde hace tres décadas. Desde que José Antonio Griñán sustituyó a Manuel Chaves en la Presidencia del Gobierno regional, los socialistas sufrieron las tensiones de una situación de bicefalia, que Griñán logró zanjar provocando un congreso extraordinario para unir en su persona al poder institucional en la Junta y el liderazgo interno como secretario general, relevando también a Chaves y apartando a sus más reconocidos partidarios. Pudo así formar un nuevo Gobierno más a su medida y, a la vez, se rodeó de jóvenes cachorros en los puestos más relevantes de la Ejecutiva regional. Cuando parecía que se había asentado su hegemonía en la organización, surge, a sólo siete meses del congreso que le entronizó, el abandono de su número dos, Rafael Velasco, que en dos fases separadas por horas ha dejado su escaño y también la vicesecretaría general, asumiendo su responsabilidad por las ayudas recibidas de parte de la Junta por una empresa dirigida por su esposa. Las revelaciones sobre el caso terminaron por afectar a su vida familiar y ha optado por poner un paréntesis en su vida pública. Velasco ha actuado con dignidad y, a pesar de que no se le puede acusar de nada ilegal, ha decidido asumir toda la responsabilidad política del asunto. Lo trascendente de la cuestión, desde el punto de vista político, es que era el auténtico hombre de confianza de Griñán en el partido, el encargado de las misiones y relaciones más delicadas y, también, el único líder-puente entre el PSOE de la era Chaves y el PSOE de la etapa Griñán. En esta misma medida se puede afirmar que José Antonio Griñán se ve privado de su mejor baza orgánica y el PSOE bajo su mando sometido a una nueva crisis. Es decir, en una mala posición para afrontar una muy grave situación económica, un año de presupuestos restrictivos y elecciones municipales y, a medio plazo, su propia confrontación en las elecciones andaluzas con un PP crecido por las encuestas favorables.
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