Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
EL del Sahara es un conflicto que se prolonga durante 35 años, y lo que es peor: no hay atisbo de acuerdo entre las dos partes, el reino de Marruecos y el Frente Polisario. Mañana martes prosigue en Nueva York la ronda de conversaciones entre estos dos interlocutores con Naciones Unidas y el delegado especial para este conflicto, una reunión que viene precedida del aumento de la tensión en El Aaiún, donde alrededor de 20.000 saharauis protagonizan la mayor protesta que se haya vivido en Marruecos por este conflicto en sus más de tres décadas de historia. El bloqueo policial del campamento, la muerte de un joven en uno de los controles y las agresiones que han sufrido periodistas españoles en un juicio contra militantes saharauis dan cuenta de que Marruecos aún sigue sin comprometerse con el respeto de los derechos humanos ni con libertades fundamentales como la de expresión e información. A ello hay que añadir el peligroso intento, por parte de las autoridades marroquíes, de vincular el conflicto del Sahara con el de las ciudades españolas de Ceuta y Melilla. En las pasadas semanas, se han filtrado noticias falsas desde medios progubernamentales que subrayaban supuestos incidentes en Melilla. Si Marruecos, su Gobierno y Mohamed VI no dan mayores muestras de avanzar por el camino de la democracia y del respeto a las minorías, su plan de autonomía para el Sahara carecerá de credibilidad. Es posible que el Frente Polisario no consiga su sueño de crear un nuevo Estado en África, y también lo es que el plan de autonomía sea una buena salida para un conflicto que perjudica, en especial, a los saharauis, a los que viven en Marruecos y, sobre todo, a los de los campamentos de Argelia. La monarquía alauí ha contado con el tiempo como su mejor aliado, sus maniobras dilatorias ante la ONU han dado resultados y ha conseguido un apoyo masivo de la sociedad marroquí, pero sin otras credenciales será difícil que los saharauis admitan la autonomía como solución.
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