Ecos escoceses de la ley trans

La ministra principal de Escocia.
La ministra principal de Escocia. / EFE

18 de febrero 2023 - 03:00

ENTRE lágrimas, se ha despedido la ministra principal de Escocia, la independentista Nicola Sturgeon. Hasta aquí ha llegado, su corazón y su cabeza han coincidido en poner fin a su carrera política. Dos leyes de reveladoras enseñanzas para España le han llevado a dimitir: la cuestión trans y el nuevo referéndum de independencia.

Escocia aprobó en diciembre de 2022 una ley trans muy parecida a la española, que suprime la certificación médica para las personas mayores de 16 años que deseen cambiar de género. El rechazo de una parte del feminismo escocés tuvo a la escritora JK Rowling como abanderada de muchas militantes que preguntaban a Sturgeon una cuestión esencial, que es la que divide al movimiento: ¿Es mujer una persona trans? Fue la pregunta que Pablo Iglesias hizo a Carmen Calvo, en el programa de Aimar Bretos en la Ser: “Carmen, ¿para tí Carla Antoneli es una mujer? Carmen no respondió. Para Iglesias, sí.

Ante la nueva ley trans, el primer ministro británico, Rishi Sunak, activó la sección 35 del Acta de Autonomía de Escocia, una suerte de artículo 155 de nuestra Constitución, y la suspendió con el argumento de que interfiere en la igualdad de derechos del conjunto del reino.

Pero un mes después estalló el escándalo, al conocerse que un preso trans, Isla Bryson, estaba encarcelado en una prisión femenina porque violó a dos mujeres cuando era Adam Graham. No era una consecuencia de la nueva ley, que por lo demás estaba anulada, pero encendió los rescoldos de un debate no apagado.

La esposa del sujeto declaró a un tabloide, The Daily Mail: “Mi ex marido se está burlando de las autoridades, cuando lo vi sus fotos con la peluca rubia y sus panties, me caí de la cama de risa”. Hay un caso más de un trans que iba a entrar en una cárcel de mujeres por abusar de una niña de 13 años. El Servicio de Prisiones suspendió el acuerdo que mantenía con una organización de transexuales y decidió que cada preso cumpliría su pena en cárceles según su género de nacimiento.

Esta polémica fue la gota que colmó el vaso. Nicola Sturgeon iba a convertir las próximas elecciones legislativas de Escocia en un plebiscito sobre la independencia, ya que el Tribunal Supremo del Reino Unido había impedido la celebración de un referéndum de separación, bajo el argumento de que eso sólo corresponde al Parlamento británico, no al escocés.

La Sturgeon de hace un año quizás tuviese fuera para echarle el pulso a Londres, pero la ley trans la había anulado como líder.

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