¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Capitanía y los “contenedores culturales”
Las dos orillas
PARECE que a finales de 2010 se empeñaron en que Écija fuera como Venecia en 2011. El caso sería para tomarlo a broma, si no escondiera detrás una tragedia para centenares de familias. En la madrugada anterior a la Nochevieja, Écija se inundó por quinta vez en las últimas semanas. El arroyo Argamasilla, que discurre por una parte de la población, volvió a largar agua por las alcantarillas, anegando varias zonas del municipio. Las precipitaciones fueron relativamente intensas esa noche: 28 litros por metro cuadrado. Es decir, que a la próxima tromba de agua, si el milagroso Cristo de Confalón y los santos patronos, la Virgen del Valle y San Pablo, no lo remedian, se inundará por sexta vez.
Écija sabemos donde está: en la provincia de Sevilla, cerca de Córdoba. Desde que existe el AVE, se hace el trayecto de Sevilla a Córdoba en 40 minutos y sin parar a desayunar en Écija como antes, cuando se iba por la antigua carretera y se tardaban dos horas, o más. Écija, como ya recordé el pasado domingo, no está en Bangladesh, sino que es una cabecera de comarca, uno de los principales municipios de Sevilla, y una referencia turística andaluza como ciudad histórica y monumental. En fin, no haría falta explicarlo, porque todo el mundo lo sabe, pero en las últimas semanas nos hemos dado cuenta de que se había quedado fuera del tiempo, anclada en los años de las riadas, a la espera de un Bobby Deglané que pida ayuda.
Écija fue un feudo electoral andalucista durante muchos años. De allí salió Julián Álvarez, que fue secretario general del PA hasta la actual travesía y alcalde durante ocho años (de 1995 a 2003), como lo había sido su padre, Julián Álvarez Pernía, uno de los fundadores del entonces PSA, en las primeras elecciones democráticas. Pero ahora el alcalde es Juan Wic, del PSOE, y yo no sé si tendrá parte de la culpa o no, pero está claro que en la Junta de Andalucía pasan de él . Lo último que dijo el alcalde es que no le iban a cobrar los vecinos el aumento del gasto de agua para limpiar las casas después de las inundaciones. Tuviera castaña, por no decir otra cosa, que después de inundarse tu casa, que después de prometerte unas ayudas que ya veremos si las ves, te cueste más dinero por el aumento del gasto en la factura del agua. ¡Hombre, si agua es lo que sobra en Écija!
El problema del arroyo Argamasilla es una deficiencia que se puede solventar con obras adecuadas. Eso, en un país civilizado, se soluciona en el menor tiempo posible. Pero en uno tercermundista se ponen a marear la perdiz, y a ver si llega el calor, que todo lo seca en la sartén de Andalucía. De momento, sólo cabe hacer rogativas. Écija no es la Venecia andaluza, pero en las últimas semanas se parece más. Ya sólo les falta cambiar los taxis por góndolas.
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