Don dinero y sus dos segundazos, ¡fuera ya!

Con efecto

01 de junio 2009 - 01:00

ME lo imagino dos horas antes de que Heliópolis llorase como nunca hablando a través del teléfono móvil con algún empleado preguntando por la recaudación. El avaro, ese nefando mandamás que ha enviado al Betis dos veces, dos, a Segunda División, se ha pegado el batacazo que, sin duda, merecía. La lástima es que con él se ha vuelto a desmoronar un castillo construido con el sudor y el sufrimiento de miles de béticos, de aquéllos de hace cien años o de los que en tiempo más reciente pidieron prestado para comprar una acción, muchos de los cuales incluso vieron cómo él les usurpaba sus derechos hasta hace bien poco y porque la Ley, la única esperanza aún intacta, le obligó a devolver lo que no era suyo.

Este ominoso descenso sólo tiene un culpable, sólo un responsable, ése que ha engañado al beticismo durante dieciesiete eternos años que, por desgracia, pueden ser aún bastantes más. Ése al que sólo el dinero importa y que morirá enterrado en billetes, como ayer envió a Segunda al Betis: que si prima por ganar al Racing, que si 15.000 euros por derrotar al Valladolid, que si 40 por una entrada. Dinero y más dinero. ¡Qué asco!

Y cuando ocurren catástrofes como ésta, siempre me asuelan las mismas preguntas: ¿Qué ha hecho el Betis para merecer esto? ¿Por qué este hombre nacido en la calle donde aún vive no se hizo del Real Madrid o de otro equipo?

Y preguntas sin respuesta al canto, hay que emprender la búsqueda de soluciones. Y creo, sinceramente, llegada la hora de que el bético tome conciencia. ¿Es que los cincuenta y tantos mil que ayer se dieron cita en Heliópolis no van a poder con éste por muchas acciones que tenga? El beticismo, todo él, no debe quedarse quieto ya ni un solo día hasta que él se vaya de verdad. En caso contrario, tendrá lo que merece: un club de Segunda. Y con él debe irse su cohorte de pelotas incapacitados. ¡Todos fuera! Mientras, que nadie renueve el carné.

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