¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
Raras veces se presentan oportunidades tan significativas como la del Distrito Portuario para reequilibrar los barrios residenciales del Sur de Sevilla, ya que todos ellos, por la singularidad de frontera con un espacio impermeable, han carecido históricamente de dotaciones y espacios públicos esenciales.
Sin embargo, la propuesta urbanística de la Autoridad Portuaria ha obviado las necesidades y el contexto de los barrios colindantes, transformando el distrito en una mera extensión urbana sin carácter propio, que amenaza con convertir este espacio en una extensión impersonal de la ciudad. Se presenta como una intervención aislada de más de 50 hectáreas, sin espacios públicos accesibles para los barrios residenciales adyacentes, necesarios para el anhelado “reequilibrio operativo”, al centrarse excesivamente en el desarrollo urbano sin inyectar carácter distintivo, aspecto esencial para el deseado equilibrio comunitario.
Desde una óptica urbanística, existe el peligro de que el distrito se reduzca a un conglomerado urbano sin suficiente oferta de vivienda asequible, especialmente crítica para los más jóvenes.
A pesar de que se proponen 700 unidades habitacionales, el potencial para dinamizar tanto el Puerto como los barrios aledaños es considerablemente mayor. La normativa actual permite desarrollar hasta 4.000 viviendas, lo que se traduciría en 3.600 opciones de alquiler y protección oficial, que bien podrían ser gestionadas por EMVISESA, un marcado contraste con las insuficientes 226 viviendas anteriormente contempladas en planes ahora descartados.
El Distrito Portuario representa una oportunidad inigualable, pero no a cualquier precio ni de cualquier manera. Debe representar más que una oportunidad de desarrollo; su concepción no debe estar dictada únicamente por criterios de rentabilidad financiera o económica, desplazando el valor del espacio público. Es imperativo incorporar consideraciones ambientales y sociales, actualmente omitidas, evitando la repetición de errores pasados mediante la aplicación de modelos urbanísticos inadaptados. No es viable aplicar fórmulas cerradas o recetas extraídas de otros contextos de manera mecánica.
La calidad urbana de la transformación urbanística debe evaluarse a partir del valor y la riqueza de los lugares públicos que genera e integra con los barrios degradados. Los espacios públicos deben reflejar la esencia de una ordenación basada en la coexistencia de diversidad de personas, comunidades y culturas. Priorizar la integración del espacio público como sistema articulado con los barrios del sur de Sevilla es esencial para garantizar la conexión y coordinación entre distintos puntos sensibles, promoviendo así una estructura urbana cohesiva.
La inclusión de todos los actores, hasta ahora ausentes, y la comprensión profunda de las necesidades locales son cruciales para capitalizar esta oportunidad. En el urbanismo contemporáneo, la distinción entre espacios libres, lugares públicos y áreas desaprovechadas cobra especial importancia. El desafío radica en cómo la ciudad puede reflejar valores colectivos, convirtiéndose en un espacio de convivencia y encuentro. Es crucial abordar la modernización del Puerto y su entorno con una visión multisectorial que contemple las dinámicas urbanas, ambientales y socioeconómicas. La coordinación entre autoridades portuarias y urbanísticas es vital para asegurar desarrollos futuros que refuercen la cohesión social y espacial de Sevilla.
Considerar el Puerto como parte integral de la ciudad implica que las directrices del planeamiento urbanístico general también deben abarcar el espacio portuario. La transición de las actividades portuarias hacia un enfoque más urbano y accesible debe planificarse meticulosamente para prevenir la fragmentación y privatización de espacios que podrían debilitar un ya frágil tejido urbano. Los proyectos de renovación urbana deben basarse en un análisis detallado y una visión prospectiva, evitando replicar modelos pasados sin adaptación ni crítica.
En conclusión, la revisión a la que aspiramos enfatiza la importancia de un enfoque integrador y participativo, donde los espacios públicos sean el eje central para el reequilibrio de los barrios infradotados. Solo a través del desarrollo consciente del Distrito Portuario se pueden alcanzar estos objetivos. Es imperativo abordar la falta de “dotaciones vecinales”, como equipamientos de barrio-ciudad, aparcamientos para residentes y zonas deportivas que aseguren un entorno urbano propicio para la salud y el bienestar de la comunidad, y atender a la cohesión urbana con la infraestructura existente, evitando la falta de permeabilidad que compromete la integración espacial y social de los barrios circundantes.
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