Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
ISABEL Díaz Ayuso nunca ganaría las elecciones en Andalucía, como Juanma Moreno no lo haría en Madrid. Ésta doble aseveración no es propia, sino del presidente del Gobierno andaluz, quien suele tratar de defender así el acomodamiento de cada uno de los líderes a territorios diferentes. Moreno mantiene que en Andalucía se gana desde la moderación, y tiene razón, pero eso no conlleva que a los madrileños les guste la estridencia. Parte del éxito de la presidenta madrileña se debe a que es ella quien ejerce la oposición más agresiva contra Pedro Sánchez y, hasta ahora, esto da réditos electorales en todo el país.
Juanma Moreno sabe cómo perdió Susana Díaz las elecciones de diciembre de 2018. Al deterioro electoral del PSOE se sumó el descontento con la sanidad pública en aquellos años, los errores que se cometieron con las fusiones hospitalarias terminaron por sacar a miles de personas a la calle en Granada y, en menor medida, en Huelva y Málaga. La gestión de Díaz Ayuso se observa con microscopio, hay cierta distorsión cuántica, tanta confluencia de intereses en el badajo de España que no es posible saber si lo que está ocurriendo en la sanidad de esa comunidad es tan grave como se cuenta o forma parte del sesgo de polarización en la que vive sumida la capital de España. También dimos por hecho que la gestión de la pandemia en Madrid fue catastrófica, y Díaz Ayuso ganó las elecciones.
La presidenta madrileña está en campaña, Pedro Sánchez vuelve a ser el objeto de su estrategia y de él ha dicho, en un alarde de trincherismo, que el presidente del Gobierno los quiere en la cárcel, que metería a todo el PP en prisión como Ortega en Nicaragua. Juanma Moreno fue preguntado por esta acusación el miércoles pasado en el patio del Parlamento andaluz, y su respuesta fue “sumar”, que él prefiere sumar a las instituciones que a dividir. Es un desmarque en toda regla, a Díaz Ayuso también hay que saber decirle que no, aunque sea con ese recurso dialéctico de que ella no ganaría en Andalucía como él, en Madrid.
La humildad de Moreno también tiene algo de estratégico, él sí podría gobernar en Madrid y, si Núñez Feijóo fallase en su única oportunidad electoral, que es la de 2023, el PP preferiría al presidente andaluz que gana por mayoría absoluta sin estridencias a la madrileña que gana bien, pero que tampoco es que haya logrado los éxitos electorales que en su día tuvo Esperanza Aguirre. Pocos permitirían en un partido a alguien cuyo oficio es derrocar a sus líderes, e irían dos.
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