Contrapunto

César Rina se ha propuesto rendir tributo otra vez al significativo papel desempeñado por el iberismo

19 de octubre 2020 - 02:31

En estos momentos, en el panorama político mundial parecen buscarse solo motivos para odiar, inventar consignas para denigrar al adversario, exhibir diferencias frente al vecino y levantar muros para que, en el interior de cada aldea, reinen exclusivamente los más ególatras y mediocres. Por ello resulta admirable que surja un contrapunto: alguien que desafíe el pesimismo imperante y dedique tiempo, años de investigación, y sobretodo entusiasmo e ilusión para recuperar una empresa intelectual que, en el siglo XIX, se quejaba ya de aquello mismo que ahora nos rodea y pretende de nuevo imponerse. César Rina, profesor de la Universidad Extremadura, ha estudiado la labor emprendida por escritores portugueses y españoles deseosos de reparar el triste malentendido de la historia que provocó la separación de dos países vecinos: "dos pueblos hermanos y de común origen." Dos pueblos que se vieron condenados, desde el siglo XVII, a detestarse con el único fin de justificar y mantener viva aquella infausta ruptura. Provocada por aquellos que, entonces como ahora, medran en el barrizal de odios y desencuentros inventados por ellos mismos. Tal vez por eso, aquel movimiento ejemplar, el iberismo, permanece aletargado y olvidado, porque el testimonio estimulante de los iberistas no puede interesar a los que se proponen repetir, cuatro siglos después, la misma operación. Y, por otra parte, por desgracia, lo ignoran los que podrían utilizarlo como antídoto ante tanto delirio por los muros y fronteras.

Pero, por fortuna, César Rina que ya cuenta con varios títulos dedicados a esta cuestión, se ha propuesto rendir tributo otra vez al significativo papel desempeñado por el iberismo, con su larga serie de escritores que, a la par que llenaban la literatura portuguesa y española de grandes obras, se preocuparon con notable entusiasmo por tender puentes que eliminaran, dentro de la península ibérica, unas anacrónicas fronteras. El entusiasmo literario fue mayor que los logros políticos, pero removieron conciencias. Y aquel literario redoble de tambores hay que airearlo de nuevo, como hace Rina en Imaginar Ibería (publicado en Comares), un libro que sabe unificar una bien trabada investigación y una interpretación atenta a la voz de los mejores maestros. Un libro que, además, prueba que desde la universidad se puede incidir en el pasado para encontrar ejemplos y enseñanza que, con rigor, sirvan de contrapunto a una actualidad desnortada. Hay que devolverles, pues, la palabra al iberismo regeneracionista.

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