Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
La ciudad y los días
ES imposible no sentir simpatía y admiración hacia Harper Lee. Le debemos la novela Matar a un ruiseñor, hasta ahora su única obra. Le debemos el ejemplo ético que su publicación significó en 1960, en plena lucha por los derechos civiles. Le debemos el ejemplo moral de su largo silencio -"mejor guardar silencio que decir tonterías", dijo en una de sus raras comparecencias- y su reticencia a las entrevistas y los mundillos literarios, excepción hecha de su amistad desde niños con Truman Capote, que la retrató en Otras voces, otros ámbitos, a lo que ella correspondió retratándolo en el personaje de Charles Baker Harris "Dill" en Matar a un ruiseñor, y a quien ayudó en el proceso de escritura de A sangre fría. Y le debemos el personaje cinematográfico de Atticus Finch interpretado de forma tan admirable por Gregory Peck en la espléndida adaptación de Matar a un ruiseñor escrita por Horton Foote y dirigida por Robert Mulligan. Según las votaciones del American Film Institute el Atticus Finch de Gregory Peck es el personaje más amado por el público, el modelo de integridad que todos los americanos querrían ser.
El pasado febrero quienes queremos y admiramos a Harper Lee dimos un salto al leer que se había descubierto -y, sobre todo, que se iba a publicar- una novela inédita de la silenciosa y parca autora. Y dimos dos saltos al saber que esta novela, que la autora daba por perdida sin lamentarlo demasiado -el admirable gusto por el silencio de esta mujer extraordinaria-, era su primera obra; que trataba del regreso a su pueblo del condado de Maycomb de una mujer a la que de niña llamaban Scout para visitar a su padre, el modesto abogado local Atticus Finch, que años antes se había jugado el tipo por defender a un negro; y que le fue devuelta por la editora a la escritora principiante con el consejo de que escribiera esa otra historia del juicio que se evocaba como un recuerdo en el manuscrito. Así nació Matar a un ruiseñor y quedó olvidada su fuente. Descubierta, y consintiendo la autora su publicación, la aparición de la que en realidad es la primera novela de Harper Lee ha suscitado una expectación mundial que tiene mucho más que ver con el cariño, la admiración y el agradecimiento que con la publicidad editorial.
Se llama Ven y pon un centinela. Hoy sale a la venta en los Estados Unidos y el Reino Unido, mañana en España y Latinoamérica. Ya lo saben.
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