Gafas de cerca
Tacho Rufino
Nada más distinto que dos hermanos
La ventana
SÓLO en los días señalaítos del solsticio de invierno, vulgo Navidad y la compaña, más de quince mil personas guardaron cola en el Museo para contemplar algunos de los cuadros que Cayetana Alba tiene en sus casas. Desde aquel 15 de octubre en que se abrió la muestra hasta este segundo domingo del año en que echa el telón, más de 130.000 ciudadanos/as han visto la exposición más visitada que se recuerda. Ni siquiera aquella monumentalidad que es la Visión de España, de Joaquín Sorolla, tuvo tanto poder de convocatoria. Quiere decirse que cabe la pregunta, ciertamente capciosa, de qué fue antes si el huevo magnífico de dicha muestra tan llena del arte de grandes como Tiziano, Goya o Rubens o la gallina de la indudable popularidad de la Duquesa. Y otra incógnita a despejar es la de qué papel ha desempeñado la telebasura en todo esto para el fervor popular que despierta Cayetana a cada paso que da.
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