La Capitanía de todos los sevillanos

Es el Ejército el que cada dos años moviliza a la sociedad civil en un acto donde la clave es el compromiso simbolizado en un beso

La gran cita en la Plaza de España

El Alcázar bien vale una subida de precios

El teniente general Melero, en la presidencia del acto de jura de bandera para personal civil celebrado ayer.
El teniente general Melero, en la presidencia del acto de jura de bandera para personal civil celebrado ayer. / José Ángel García

27 de mayo 2024 - 04:00

Los toros empiezan en punto, los almuerzos con el cardenal duraban un máximo de dos horas y media, el Silencio llega puntual a pedir la venia en el palquillo de la Campana y los actos del Ejército están perfectamente organizados. Hay una Sevilla que funciona como un reloj que contrasta con la del compadreo, la improvisación, la lentitud impuesta desde una ventanilla y la indolencia que exhiben los gobernantes que tienen claro que en esta ciudad sale rentable no hacer nada y prefieren figurar en un sinfín de actos sociales de bajo nivel e improductivos. Ojalá en la ciudad hubiera muchas instituciones con el poder de convocatoria del Ejército con las juras de bandera para personal civil. Sí, para esa sociedad civil que no existe, que siempre demandamos para reivindicar mejoras para la Sevilla orillada desde 1993, pero que acude en masa a estos actos convocados cada dos años en la Plaza de España y en otros emplazamientos. Está la Bienal de Flamenco como está la Bienal del beso a la bandera de quienes se estrenan en su promesa de lealtad a la patria o desean renovar el juramento. Al principio y al final es el Ejército el que convoca el acto de mayor participación de esa sociedad civil cuando se trata de ofrecer un compromiso público de adhesión un domingo de mayo y bajo un sol que pide playa.

La principal misión del Ejército de hoy es trabajar donde el Gobierno estime necesario en el mantenimiento de la paz dentro del concepto de defensa que caracteriza la labor de los militares modernos. La mayoría de las veces ignoramos dónde hay españoles jugándose la vida en peligrosos lugares fronterizos o en mares muy lejanos. Acaso nos llega el resumen de las felicitaciones institucionales de Navidad y del 12 de octubre que se envía a las tropas por videollamadas desde el Ministerio. El Ejército de hoy debe combinar su misión principal, la que da sentido a su existencia, con la de estar abierto a la sociedad y, cómo no, dinamizarla como hizo en la mañana de ayer. No se quiere lo que se no conoce, no se valora aquello de lo que no hay información sobre su función. Hay que combinar las misiones internacionales y la defensa de las fronteras con la apertura constante a la ciudad donde está cada acuartelamiento. La jura de bandera para dos mil civiles demuestra que el Cuartel General de la Fuerza Terrestre es la Capitanía de todos, donde se ubica el búnker desde el que se coordinan los preparativos para misiones en todo el mundo y donde se besa la bandera como compromiso para servir a España desde cualquier empleo. La clave es el compromiso. Y el objetivo en el caso de Sevilla es que la Capitanía de siempre sea la sede del Ejército de todos.

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