¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
Muchos ciudadanos se han quedado atónitos, decepcionados e incluso escandalizados al saber que tres juzgados de lo Contencioso han dado el visto bueno a que el fugado ex presidente de la Generalitat y dos ex consejeros igualmente fugados de la Justicia puedan presentarse a las próximas elecciones, contra lo decidido por la Junta Electoral Central. Igualmente atónitos, decepcionados e incluso escandalizados se han quedado muchos ciudadanos al saber que según la Sección Cuarta de la Sala Tercera del Supremo "no concurre causa de inegibilidad porque encontrarse en rebeldía no es una de una las causas para no poder presentarse previstas en la Ley Orgánica del Régimen Electoral General". Por lo que estos muchos ciudadanos han compartido las críticas de Casado ("consideramos un fraude de ley que alguien que está fugado se pueda presentar a las elecciones europeas sin ni siquiera vivir en España, la democracia española no merece este escarnio") y de Arrimadas (es una "vergüenza" que la legislación nacional, al contrario que otras europeas, permita que un "prófugo" golpista pueda presentarse a unas elecciones).
Dice el sentido común, que poco tiene que ver muchas veces con las leyes y su interpretación por los juristas, que una cosa es que quien esté imputado o incluso en prisión preventiva pueda presentarse, porque no se ha dictado sentencia y le protege la presunción de inocencia, y otra muy distinta es fugarse y declararse en rebeldía. Los encarcelados acatan la ley y aguardan su decisión. Puigdemont y los otros fugados se han burlado de ella ignorando sus requerimientos. ¿Y el PSOE, qué dice? A la hora en que escribo no se sabe. Un día antes de esta decisión judicial la ministra de Justicia -precisamente la ministra de Justicia- tuvo que abandonar un homenaje a las víctimas españolas del nazismo en Mauthausen porque la directora general de Memoria Democrática de la Generalitat aprovechó el acto para referirse a los encarcelados por el 1-O como "presos políticos".
Tras las discusiones sobre si los partidos deben llevar o no en sus listas a políticos imputados por casos de corrupción, ahora se autoriza a unos imputados por cuestiones mucho más graves, y además fugados de la justicia, que sean candidatos en las próximas elecciones. Sobre España suena la voz de Concha Piquer: "¿quién me compra este misterio?". Y Puigdemont, feliz: "Se reconoce que teníamos razón".
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