Camp Nou, cara y cruz del Sevilla

RETO Clase A en un escenario especial, ese Camp Nou en el que el Sevilla vivió su última gran alegría y su penúltima decepción en el corto espacio de dos meses. Quinta Copa del Rey y sofocón en la vuelta de la Supercopa de España en un abrir y cerrar de ojos que hoy tiene su tercera versión en el Barça-Sevilla. Partido grande, bajas de importancia en el Sevilla por la no comparecencia de Palop y de Jesús Navas, pero va el equipo de Gregorio Manzano con la mayor parte de su arsenal, especialmente con ese tándem prodigioso que componen Kanoute y Luis Fabiano, los máximos hacedores en aquel acopio de plata.

Está el Sevilla en el camino adecuado desde que Manzano cogió las riendas con un único lunar, la derrota de Gijón. Todo lo demás ha sido azúcar y, a ratos, hasta ha denotado el Sevilla una mejora en la aptitud, que la actitud, como el valor al soldado, no tiene que ser cuestionada en el futbolista profesional. La fortuna en Dortmund, la destreza con el Atlético, la solvencia en Ucrania, la entereza frente a los Caparrós boys y cómo resolvió con el Plan B en Irún catalogan la ejecutoria del entrenador jiennense. Por todo ello, la cita de esta noche en el coliseo de la Riera Blanca no debe afrontarse con el pesimismo habitual que acompaña cualquier previa ahí.

Claro que el realismo no debe ser obviado, que el que aguarda al otro lado del campo es el Barça, nada más y nada menos. Y parece que contará con el que mueve sus muñecos, que si el fútbol del Barça roza lo religioso, no cabe la menor duda de que el profeta de esa religión se llama Xavi. Podría haber dejado su vuelta para más adelante, pero no por ello ha de arrojar la toalla el Sevilla. Es éste un partidazo que se jugará tras saberse qué hizo el Madrid en Alicante, si tienen los azulgrana posibilidades de enseñarle la matrícula a los de Mourinho o si éstos continuarán viendo al Barça por el retrovisor. Partidazo al canto y con el Sevilla teniendo mucho que decir.