Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
Luces y sombras
S EVILLA, todos los días con temperaturas mínimas superiores a 20 grados. Igual en Almería. En Granada, así desde hace un mes. En Málaga, desde junio. Casi toda Andalucía disfruta este verano de las noches tropicales. Pero también de las ecuatoriales, cuando el termómetro no baja de 25. Y en la Costa del Sol ya se han vivido 2 madrugadas sin descender de los 30 grados. De esta forma denomina la ciencia las noches tórridas. Las otras son fruto de ensoñaciones que rara vez se cumplen.
Los datos me los pasó al inicio de esta semana el catedrático de Geografía por la Universidad de Málaga, José Damián Ruiz Sinoga, uno de los principales expertos de España. Horas después, la ONU difundía la primera parte del sexto informe de evaluación del Cambio Climático con un llamativo titular: "Código rojo para la humanidad". El estudio destaca que el Mediterráneo es, además, una de las regiones en las que más se percibe el "calentamiento global". Con periodos más prolongados de sequía y sucesión de olas de calor, como la nueva de esta semana. Pero claro, hablarles en agosto de altas temperaturas a sevillanos, cordobeses y jienenses, acostumbrados a compartir el podio español, con el permiso de los pacenses, puede sonar a broma climática pesada.
El final de la estación seca suele venir acompañada de contundentes respuestas al otro extremo. Gotas frías o DANA que causan las cada vez más habituales inundaciones. El calor facilita más evaporización del agua, incluida la del Mediterráneo. El líquido se almacena y no se deposita de vuelta al mar por la noche. El termómetro lo impide. Los suelos se resecan y aumentan los riesgos de incendios. Hay biomasa suficiente para que todo arda. La Ciencia avanza despacio y con posos de 60 años. Si nos anuncian que en ese periodo el termómetro marca un grado más de media, tampoco vemos las urgencias. Dice Ruiz Sinoga que aquí "no se planta ni una gitanilla porque los bosques no se inauguran". Pero no hay un político que deje pasar una buena oportunidad. La Junta, por ejemplo, ha nombrado un comisionado para el Cambio Climático y el Modelo Energético. Un abogado malagueño que ha desarrollado su carrera profesional en el grupo constructor andaluz más importante. Quizá de ahí su entusiasmo por el millar de proyectos para "energías verdes" que puede recibir la comunidad. Pero llenar, sin más, el interior andaluz de kilómetros de paneles solares y muros impermeables y de aspas tiene mucho que ver con los negocios de fondos y construcción y poco de "revolución verde".
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