Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
AUNQUE surgen de lo más hondo de la tradición cristiana, los Reyes Magos pertenecen en España más al ámbito de los cuentos populares y la fantasía que a la religión y la espiritualidad. No ocurre así, por ejemplo, en algunas zonas de Italia, donde a Melchor, Gaspar y Baltasar se les reza como a santos milagreros y conseguidores, al estilo de San Antonio de Padua o San Judas Tadeo.
En este arraigo popular de los Reyes han tenido mucho que ver las cabalgatas en su honor que empezaron a surgir en el primer tercio del siglo XX en las ciudades españolas. En gran medida, el culto a Sus Majestades es más urbano que rural, mas contemporáneo que medieval, más carnavalero que espiritual. Una vez más, casi sin proponérselo y cuando el avance del laicismo es ya imparable, el cristianismo ha demostrado su infinita capacidad de encantar el mundo, de crear grandes consensos míticos y festivos. Anoche se comprobó una vez más.
Con los años uno se va volviendo más sentimental y anarquizante, como Pío Baroja. Va desarrollando una desconfianza a toda forma de poder, a toda regulación innecesaria. Por eso no nos molesta en absoluto el desmadre cabalgatero que ha proliferado en Sevilla en los últimos años, con sus cortejos de distrito y sus heraldos de barrio. El Ayuntamiento no debería meter mucho las narices en este asunto. Solo comprender que el día de Reyes es el verdadero carnaval de Sevilla y limitarse a facilitarlo con intervenciones mínimas. Garantizar la seguridad y la limpieza, ordenar el tráfico y poco más. También repartir algo de un dinero que no es suyo, sino de todos los ciudadanos.
La proliferación de cortejos de Epifanía responde, además, a una realidad urbanística concreta. Sevilla ya es muy grande y desplazarse desde una barriada al centro y las rondas históricas puede suponer un auténtico problema para muchas familias, además de agotador. En todo caso habría que agradecer a estas comitivas de la periferia que descarguen de gentío la Cabalgata del Ateneo, que siempre será la decana, pero que ya es insuficiente para un área metropolitana que supera con creces el millón de habitantes.
La multiplicación de las representaciones del misterio de la Epifanía está dentro de la más estricta sevillanía. ¿No salen en Sevilla varios crucificados a la vez en Semana Santa? Estos días invaden nuestras calles, del centro y de los barrios, un centón de melchores, gaspares y baltasares. Pero todos serán uno. Maravillas del mundo moderno y antiguo en el que vivimos.
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