¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Maneras de vivir la Navidad
EN julio de 2015 se cumple una década desde que se diera el pistoletazo de salida a la ambiciosa alianza sin precedentes que ha sido Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA). Nunca antes en Andalucía se había planteado una fórmula capaz de sumar el esfuerzo público y privado y de canalizar la aportación de la universidad y de la empresa en un único entorno de trabajo, dotado de fondos y capacidad para impulsar la innovación empresarial en la región. Este modelo sin precedentes ha sido alabado, reconocido y exportado por otras comunidades autónomas y otros países y, al cabo de diez años, aunque queda un largo camino por recorrer, es cierto que podemos mirar atrás con la satisfacción del trabajo bien hecho y los retos alcanzados.
Tras más de 580 proyectos de I+D+i financiados y 435 millones de euros de inversión privada en innovación movilizada desde Andalucía, la labor desarrollada por CTA ha dado lugar a patentes, joint ventures, empresas de base tecnológica y nuevas oportunidades de negocio gracias al desarrollo de nuevos productos y servicios o nuevas maneras de producirlos. Son más de 330 grupos de investigación de las nueve universidades públicas andaluzas y otros centros públicos de investigación (CSIC, Ifapa, hospitales públicos…) los que trabajan en proyectos empresariales financiados por CTA a través de subcontrataciones por más de 82 millones de euros.
La aplicación de todo ese nuevo conocimiento generado en la universidad a través de la iniciativa empresarial ha dado lugar a resultados tan impactantes como un robot humanoide para el montaje de aviones, aviones no tripulados aplicados al trazado de carreteras, una técnica para medir la huella de carbono de producciones agrícolas, nuevas técnicas de energía solar térmica que se han instalado en plantas de todo el mundo o un sistema de absorción de CO2 con microalgas, por citar sólo una pequeña muestra. Pero, más allá de cada logro individual, la mayor satisfacción de la Corporación ha sido ayudar a una parte importante del tejido productivo andaluz a incorporarse a la senda de crecimiento de la innovación. Gracias al impulso de la Junta de Andalucía y a la comprometida respuesta de una serie de empresas y de la universidad, ha quedado demostrado que el tándem funciona y que la incorporación del conocimiento generado por las universidades públicas al motor de la innovación empresarial ha reportado un importante valor añadido en Andalucía.
La Corporación ha hecho un buen trabajo de desmitificación de la innovación. Se ha logrado trasladar el mensaje de que la innovación no es un lujo sólo apto para grandes empresas ni una fórmula secreta encerrada entre batas blancas en un laboratorio. Muy al contrario, la innovación está en el origen de cualquier nueva empresa, ya que nace para atender una demanda del mercado que no estaba resuelta. Algo tan aparentemente sencillo como utilizar la rueda, invento milenario, para hacer más fáciles de transportar las maletas o como cubrir con plásticos los cultivos almerienses son grandes innovaciones que han significado saltos cualitativos.
En 2004, el gasto en I+D de Andalucía se situaba por debajo de los 1.000 millones de euros y suponía apenas en el 0,76% del PIB regional. Según los últimos datos disponibles, el gasto en I+D andaluz superaba al cierre de 2013 los 1.400 millones de euros y la intensidad en I+D se sitúa en el 1,04% del PIB regional. Evidentemente, queda un trabajo ingente por hacer para alcanzar el objetivo europeo del 3% del PIB en el horizonte de 2020, pero también es innegable el gran salto dado, sobre todo por la concienciación de un grupo relevante de empresas andaluzas con capacidad tractora de todos los sectores estratégicos de la importancia de una apuesta planificada y estable por la I+D+i para ganar competitividad y generar riqueza. Tras partir de una situación inicial en la que el tejido productivo andaluz era poco proclive a abordar una estrategia estable de I+D+i, en general, y a la cooperación con el mundo científico, en particular, después de una década de trabajo, CTA ha conseguido que empresas y grupos de investigación trabajen en sintonía. La tasa de subcontratación de grupos públicos de investigación en los proyectos CTA se sitúa en el 23%, muy por encima del mínimo exigido inicialmente.
Después de haber creado y gestionado más de 25 empresas, en varios continentes, a lo largo de mi vida, con distintos grados de éxito, decidí dedicar una parte importante de mi tiempo, que en muchos periodos supero el 50%, a devolver a la sociedad parte de lo que me ha dado, y aprovechar mis experiencias para acercar el conocimiento al talento, el saber a la iniciativa empresarial, intentando contribuir a evolucionar hacia un modelo económico que garantice mayor prosperidad. La creación y consolidación del modelo CTA junto a un brillante equipo de trabajo es una de las aportaciones de las que estoy más orgulloso. CTA ha ayudado a proyectar la imagen de Andalucía como una región competitiva en áreas estratégica de I+D+i, que favorezca la atracción de capital y recursos tecnológicos externos.
Al cumplirse el décimo aniversario de su fundación y haber cumplido 65 años, con la satisfacción del compromiso cumplido, es el momento de que ceda el testigo como presidente de esta Fundación que ha consolidado un modelo de éxito para impulsar la innovación regional, pero que tiene aún mucho que aportar e importantes nuevos retos.
Para mí ha sido un honor que la Junta haya confiado en mí para presidir CTA. Me siento muy orgulloso de la labor realizada en estos diez años. Una organización que funciona bien, que ha cumplido ampliamente los objetivos para lo que fue creada y que cuenta con un equipo de profesionales excepcional. CTA es sin duda una institución bien valorada, que ha sido modelo de otras muchas, tanto en su concepción como en el éxito de su modelo de transferencia.
Quiero acabar agradeciendo a todas las personas que, a lo largo de estos años, han colaborado a hacer de este proyecto una brillante realidad, comenzando por los Patronos, alma de esta Fundación, que tan generosamente han contribuido y que nos han animado y obligado a conseguir metas cada vez más ambiciosas, a los tres presidentes de la Junta de Andalucía que han considerado este proyecto instrumental en la transformación de Andalucía y a los cuatro consejeros de Innovación que han apoyado sin fisuras este proyecto. Finalmente a los empleados que con tanto esfuerzo y dedicación han hecho avanzar día a día este sueño.
Gracias a todos.
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