Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
la tribuna
LA biotecnología es para muchos expertos el sector económico que más se desarrollará en el siglo XXI. No es descabellado decir que las grandes soluciones para aliviar las enfermedades más importantes o más raras que sufre la humanidad serán aportadas por empresas biotecnológicas. Ya son más de 400.000 pacientes tratados en España en hospitales o ambulatorios con fármacos o vacunas biotecnológicas. La actividad empresarial de la biotecnología en España crece a un ritmo excelente en el periodo de 2000 a 2008. El crecimiento interno (15%) de la biotecnología le ha llevado prácticamente a triplicar el crecimiento experimentado por Alemania, y a multiplicar por cinco el experimentado en los EEUU. En cambio, del capital riesgo invertido en España en ese periodo, sólo el 1% del total fue a empresas biotecnológicas.
Andalucía ya ha destacado a nivel nacional por ser la primera comunidad española en creación de nuevas empresas de biotecnología en 2009 con un 26%, por delante de Cataluña (24%), Valencia (9%) y Madrid (7%). Se demuestra que con las medidas adecuadas de programas de acompañamiento del sector nivel público se pueden cambiar tópicos. Estas bioempresas suelen ser además una escuela de investigadores, gestores y emprendedores de nuevas empresas. La biofarmacéutica Antibióticos S. A., a pesar de haber sufrido muchas crisis, dio lugar a que muchos de sus antiguos trabajadores sean ahora directivos en empresas españolas de referencia como Neuron Biopharm. Esta empresa andaluza es además la primera biotecnológica en entrar a cotizar en el nuevo mercado alternativo bursátil, abriendo una de las vías de desarrollo empresarial con fondos de pequeños inversores privados.
Aunque el liberalismo económico en un marco adecuado es el que suele conseguir más riqueza y progreso, el inicio de los sectores emergentes suele ser de origen público. Muchas de las empresas españolas de sectores que fueron emergentes en su época, que ahora son multinacionales y referentes mundiales como Repsol, Telefónica, Endesa, etcétera, fueron en su día parte de la iniciativas empresariales del Estado. Realizaron la implantación de nuevos servicios que llegasen a toda la población en base a decisiones de técnicos y gestores de la Administración. La biotecnología necesita un empuje de la Administración equivalente para consolidar el sector, y no debe restringirse a incentivos a los proyectos de I+D.
La compra pública de tecnología innovadora (CPTI) se ha empleado con asiduidad en los EEUU para crear nuevos mercados para sus empresas innovadoras. Esta vía permite conciliar los avances que las empresas de biotecnología pueden aportar a la comunidad, con la obtención de la financiación y creación del mercado que necesitan estas empresas para consolidarse y capacitarse para competir en el mundo. Estos nuevos productos y servicios para la Administración que pueden llevar a cabo las empresas innovadoras biotec pueden, por un lado, poner a la comunidad en vanguardia mundial en tecnología en algún aspecto determinado, y por otro, capacitar a una empresa biotec a ofertar esos servicios o productos a nivel internacional, contando ya con un cliente de referencia.
Por poner un ejemplo, en los EEUU acaban de aprobar un programa para pagar una competición de 10 empresas biotecnológicas para hacer vacunas en tiempo récord al menor coste posible. El presupuesto ha sido de 100 millones de dólares, y 10 empresas se comprometerán a crear una infraestructura industrial capaz de desarrollar vacunas en pocas semanas desde que se conoce el origen, para suministrar a toda la población americana. Un presupuesto similar ha costado traer a Cristiano Ronaldo a España, que ni siquiera garantiza un objetivo deportivo. En cambio, la biotecnología ha ayudado a Messi a adquirir unos centímetros más gracias a un tratamiento con la hormona biotecnológica durante su preadolescencia, corrigiendo su retraso en el crecimiento y puede que contribuyendo a convertirlo en el mejor jugador de los últimos años.
Para no dejar pasar este tren de la biotecnología y no bajar de categoría en la liga de las regiones avanzadas del siglo XXI es fundamental actuar de forma mucho más intensa y decidida en la creación de nuevas empresas y en la aceleración del desarrollo de las ya existentes. Esto sólo se podrá realizar contando con la Administración pública. Se pueden ampliar los éxitos en el desarrollo de este sector, asumiendo desde la Administración regional la iniciativa a nivel nacional de las acciones concretas de compra pública de tecnología innovadora, lo que sin duda elevará la competitividad de las empresas emergentes, supondrá la generación de empleo de calidad orientado a la producción de bienes innovadores, y aportará nuevas posibilidades de mejora de la salud de los ciudadanos.
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