La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Los calentitos son economía productiva en Sevilla
JOE Biden cumplirá 82 años tan solo ocho días después de que Estados Unidos celebre sus elecciones presidenciales, como es tradición, el primer martes después del primer lunes de noviembre; en esta ocasión de 2024, el 12 de noviembre, de modo que si es reelegido y aguanta, se retiraría con 86 años, una edad notable que ha comenzado a dejar en el presidente algunos síntomas de envejecimiento que van mucho más allá de su pelo cano. Es una muestra de que la parálisis que provoca Donald Trump (76 años) por miedo o por cautela no sólo afecta a su partido, a los republicanos, sino a los demócratas, quienes descartaron a mitad de mandato el relevo pensado en la persona de Kamala Harris. Miedo, exceso de cautela y también enquistamiento mental por parte de quien pasados los ochenta no asume que esa edad es la del retiro.
Alguien le sopló a Paco de la Torre, alcalde de Málaga, que contaba con la misma edad que el comandante en jefe del principal ejército del mundo, de modo que el regidor popular se sintió con renovadas fuerzas para repetir un mandato que aún no sabemos si será el último. Elías Bendodo que, como buen malagueño aspiró un día a ser candidato de su ciudad, se cansó de esperar. No vino al mundo para ser el príncipe de Gales, próximo a ser operado de próstata cuando se ha cumplido sólo un año desde que fue coronado como Carlos III.
Casi en la misma edad de Torres, está Gabriel Amat, con 79 años, patrón del Partido Popular en Almería y aún alcalde de Roquetas de Mar. Hay quienes sostienen que mientras sigan siendo elegidos, hacen bien en mantenerse en el poder, lo que no hace sino aumentar la incógnita de qué puñetas tiene la política para que a esa edad uno se mantenga en ello.
Teófila Martínez, con 76 años, no pudo renovar su mandato en la alcaldía de Cádiz ante la fuerza del primer Podemos, pero aún sigue en la tribuna gaditana por medio de la presidencia de su Autoridad Portuaria, desde donde se quita la morriña de sus mandatos de regidora. Tampoco se presentó a una elección popular el Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, que a sus ochenta años es el único cargo que ha resistido al cambio de ciclo político en la comunidad. Maeztu sobrevivió al PSOE, a Ciudadanos y el PP sigue encantado con él mientras Juan Marín espera su turno con una paciencia soviética para guardar la cola.
Y qué decir de los ex presidentes del Consejo Consultivo, como Rafael Escuredo, de 80 años, a quien le van a hacer un traje a medida para que renueve su presencia en este órgano asesor con sede en Granada.
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