La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Veinte puntos abajo el rival de turno, eso no garantiza que el Betis encare un terreno mollar en Zorrilla hoy a la hora de comer. Se tirotea de aquí al final con fuego real y graneado en el todos contra todos más apasionante que se recuerda. Un guiso sabrosísimo el que estamos degustando y que sólo echa en falta la ausencia de calor ambiental, ya que habría sido memorable este último tramo con las gradas repletas de aficionados.
Tarde ésta del primer domingo de mayo para que el Betis, por siempre y para siempre Real Betis Balompié, reafirme su condición de aspirante a la atractiva mano de un lugar al sol europeo. Es en casa de un equipo que lleva coqueteando con el batacazo desde que esto arrancó, pero que suele dejar mejores sensaciones que resultados. Un equipo que se está viendo excesivamente penalizado en los tramos postreros de cada partido, de ahí que se halle tan asomado al pozo.
Todo el campeonato abajo, en el Valladolid se da el caso de que es el único de los amenazados que no cambió de entrenador. Ronaldo no ha dejado de confiar en Sergio y eso será por algo. Por su parte, el Betis de los cinco empates consecutivos parte con la presión de que no es tiempo para tan corta velocidad. Tiene que recobrar aquella velocidad de crucero que le elevó a la cota actual, con lo que la cita de Zorrilla se antoja crucial para la buena marcha del negocio.
Y en el meollo de la cosa, el asunto de si procede la alineación de un futbolista que parece haber apostado por un futuro en el rival más directo momentáneamente del Betis. Doctores tiene la cosa y bien estará lo que decidan, pero sin dudar por un momento de la honestidad del jugador, mejor no pensar en errores humanos. Un partido clave para el Betis éste de a la hora del almuerzo en Valladolid y con los empates debiendo pasar imperativamente a mejor vida.
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