La aldaba
Carlos Navarro Antolín
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ES importante la Semana Santa en la historia y la vida de Sevilla? ¿Es importante la música en la historia y la vida de la Semana Santa? ¿Es importante la Banda de las Cigarreras en la historia y la vida de la música procesional? Si a lo primero se contesta que sí, que es lo que se debe contestar salvo que se padezca la incurable ceguera del prejuicio; y ello no sólo por razones devocionales, asistenciales, históricas y artísticas, que son las primeras y más importantes, sino también por otras más prosaicas pero no menos útiles: vertebración urbana, cohesión social, promoción turística, gozo de hosteleros o vitalidad del artesanado.
Si a lo segundo se contesta también afirmativamente, que no otra cosa puede hacer quien conozca la historia de nuestra Semana Santa desde las trompetas dolorosas, los tambores destemplados, los gorigori de los sochantres y las saetillas hasta las músicas que convirtieron nuestras procesiones en una ópera sagrada para instrumentos de viento o en un oratorio popular, tan exactos en su dramatización musical de la tragedia redentora (por eso también celebrada con alegría) que sobre los pasos se representa que nada menos que Igor Stravinsky, que algo sabría de música, exclamó aquello de "estoy oyendo lo que estoy viendo" cuando vio pasar el Refugio de San Bernardo al son de Soleá dame la mano de Font de Anta.
Y si a lo tercero se contesta igualmente que sí, que es lo único que puede hacer quien no ignore lo que esta banda que hoy celebra en el Lope de Vega sus treinta años de vida ha aportado a la música procesional sevillana y, lo que casi es aún más importante, lo que ha conservado de su mejor tradición musical cuando sólo la defendían Patón y los armaos, resulta obvio, salvo para quien no esté afectado por el mal cognitivo que padecía aquel paciente del psiquiatra Oliver Sacks que daba palmaditas a las bocas de incendio creyéndolas niños, hablaba con los picaportes y confundía a su mujer con un sombrero, que la Banda de las Cigarreras es algo muy importante en la historia y en la vida de Sevilla, por serlo en la historia y la vida de la música de su Semana Santa. Y además de importante, prolífica: en torno a aquella banda de 1979 han ido naciendo la Banda Juvenil, la Banda de Música y la Escuela de Música.
Esto es algo de cajón (del palio de la Victoria) para todo el mundo. Menos para esos señores con despacho en la Plaza Nueva que deberían animar iniciativas como esta en vez de obstaculizarlas. Pero no empañemos la fiesta de hoy sacando a la tarasca de la pipa y a su escudero. Hoy sólo cabe felicitar a la Banda de las Cigarreras.
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