La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia en Sevilla merece la fundación de una academia seria
Desde hace meses la industria española, como el resto de compatriotas, está sufriendo las consecuencias de la escalada de los precios de la energía, especialmente del suministro eléctrico.
La industria ya se ha visto obligada incluso a parar. El centro de trabajo con más plantilla en Andalucía, la planta de Acerinox en Los Barrios, fue la primera que lo hizo, porque con el megavatio hora con un precio promedio por encima de los 500 euros no es viable producir, a lo que se ha unido que una de las principales materias primas para fabricar acero inoxidable, el níquel, también se ha disparado por efecto de la invasión en Ucrania.
No hay duda de que en el precio de la energía, el terrorismo de Estado de Vladimir Putin está jugando un papel catalizador, pero era un problema previo, y un componente claro de que hubiese un problema con la inflación.
Eso lo sabe cualquier observador que analice lo ocurrido desde que la pandemia paralizó el mundo. La rotura de las cadenas de distribución no se ha recuperado, incapaz de atender una demanda creciente cuando las economías del mundo desarrollado se han reactivado.
Cualquiera menos un oportunista e irresponsable gobernante, como el que preside el Ejecutivo en España. Pedro Sánchez no ha tenido escrúpulos en decir en el Congreso de los Diputados: "Es importante decir la verdad, la inflación, los precios de la energía son única responsabilidad de Putin y de su guerra ilegal en Ucrania".
El presidente no tuvo ningún escrúpulo en usar la cruenta invasión rusa para zafarse de la responsabilidad que sí tiene en la escalada de los precios, desorbitadas en la energía. Apeló a la verdad para mentir.
Y lo que es peor, cuando la oposición se lo recriminó, el PSOE se rasgó las vestiduras acusando precisamente al PP de hacer lo que había hecho su líder, utilizar la guerra. Por supuesto, idea que amplificaron los medios que controla el Gobierno o le apoyan, negando la evidencia.
Como digo, al echar balones fuera, Sánchez recurrió al instrumento habitual que ha usado para acceder al Gobierno y ejercerlo: la mentira. Es la raíz de su investidura, porque mintió cuando dijo que nunca pactaría ni con los independentistas catalanes que proclamaron la independencia (sobre los que mintió porque nunca los indultaría) ni con los albaceas de ETA.
Debe pensar que los españoles vivimos en la realidad paralela que intenta crear su propaganda, que no llevamos todo el año 2021 viendo cómo la luz y el gas se convertían en un artículo de lujo en vez de en unos bienes de primera necesidad.
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