¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
El árbol de Júpiter, también conocido como lila de las Indias, es originario de China y está asilvestrado desde tiempos ancestrales en otras regiones de Oriente. El epíteto latino de su nombre científico -Lagerstroemia indica- recuerda su procedencia de las Indias Orientales. Es una planta arborescente multitallo con pretensiones de árbol que desarrolla flores rosas, blancas, malvas o púrpuras en pleno estío, dispuestas en bellos panículos terminales. De porte globoso, lo ofrece todo desde el punto de vista estético, pues posee valor ornamental permanente con sus hermosas inflorescencias estivales, sus hojas con tonos cobrizos a comienzos de primavera y en otoño, las artísticas ramas y sus troncos de corteza marrón exfoliada en invierno. Es una especie rústica apropiada para su plantación en jardines y plazas de ciudades meridionales por su resistencia a la contaminación, el calor y la sequía. Así pues, aunque de apariencia frágil, muestra una férrea consistencia ante los embates de las urbes modernas.
En Sevilla, muchos ejemplares situados en lugares históricos se encuentran afectados por oídio, cochinillas o pulgones que poco a poco las marchitan; infecciones fácilmente combatibles con tratamientos y fumigaciones adecuadas. Por ello, es recomendable plantar híbridos provenientes del cruce con otras especies de Lagerstroemia resistentes al oídio, origen principal de sus enfermedades. Existen diez lilas de las Indias, con escaso florecimiento, en los magníficos parterres que rodean la plaza Nueva. En la hermosa glorieta Americanista Luis Navarro García, frente a la fachada principal del Archivo de Indias, se localizan los más vetustos, con generalizados síntomas de muerte próxima. Otros especímenes, algunos de flores blancas, persisten en la plaza del Cristo de Burgos, mostrando, asimismo, una floración exigua; de los ocho presentes, uno está completamente seco. En las plazas del Museo y del Duque, aparecen sendas parejas en similar estado. Fuera del casco antiguo, se pueden contemplar árboles de Júpiter en algunos jardines, medianas de carreteras y parques como el de María Luisa.
Este coqueto y elegante arbolillo, usado en medicina popular, alegra los veranos de nuestras cálidas tierras cuando la mayoría de las plantas arbóreas ya no florecen, esperando con paciencia la llegada del otoño, la caída de la hoja, para dormitar orgullosamente en los cortos inviernos del sur y comenzar un nuevo ciclo en la próxima primavera. Es de temer que algunos de ellos no logren el nuevo renacimiento floral, lo cual hubiera sido posible con unos mínimos cuidados a los que son acreedores por su belleza, su capacidad de resistencia y su apego a la vida.
"Tiemblan las hojas, y mi alma tiembla./ Pasó el verano/ y para el pobre corazón mío,/ unos tras otros ¡pasaron tantos!/.../ Pobre alma sola, no te entristezcas,/ deja que pasen, deja que lleguen/ la primavera y el triste otoño,/ ora el estío, ora las nieves" (Rosalía de Castro).
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