Antonio López y la Sevilla inacabada

La Sevilla de Antonio López está inacabada. ¿Qué ciudad no lo está? Toda urbe es un palimpsesto

Antonio López y su Sevilla inacabada.
Antonio López y su Sevilla inacabada. / DS

05 de octubre 2023 - 00:01

DE Antonio López nos gusta su pinta, ese aspecto casi de clochard; de filósofo cínico de la escuela del Perro, que llevó a unos policías madrileños a pedirle que se identificara en la Puerta del Sol. Con su aspecto de vagabundo velazqueño y su obra desmesurada se sitúa fuera de ese odioso arte contemporáneo plagado de esnobs y vendedores de crecepelos. Lo vimos en El sol del membrillo, película dirigida por el resucitado Víctor Erice –que se estrenó en Sevilla en el desaparecido Corona Center–, pintar un frutal con la paciencia y el detenimiento de un místico; un humilde árbol de patio que el manchego observaba como si encerrase el secreto de la creación (algo que probablemente sea cierto). A Antonio López solo le interesa la pintura y los discursos se los deja a los castelares y salmerones.

Desde 2012 Antonio López anda enfrascado en la pintura de dos grandes lienzos sobre Sevilla. Se trata de dos perspectivas de la ciudad a vista de pájaro (de pájaro posado en la Torre Schindler, concretamente). Estos días se pueden ver en el Colegio de Arquitectos y son una cita obligada para cualquier persona que tenga un mínimo de interés por estas cosas. Se advierte, eso sí, que son cuadros inacabados, aún en marcha, y que quizás nunca lleguen a finalizarse, como aquel lienzo del membrillo que filmó Erice. La lentitud de Antonio López es proverbial, como bien saben en la Familia Real, pieza que ha terminado siendo el cuadro canónico de cuando España aún era una democracia feliz.

La Sevilla de Antonio López está inacabada. ¿Qué ciudad no lo está? Una urbe, se ha dicho mil veces, es un palimpsesto que se hace y rehace continuamente. Pero bajemos el vuelo. La Sevilla inacabada no sólo es un concepto de filosofía urbanística, sino también una realidad periodística y polémica. La encontramos en edificios antiguos como la fachada del Ayuntamiento que da a la plaza de San Francisco o el Hospital de las Cinco llagas, gatillazo arquitectónico que podría haber sido uno de los edificios renacentistas más grandiosos de España (se quedó en parlamento autonómico). La SE-40, los túneles del Guadalquivir, el metro o el cercanías al aeropuerto pertenecen asimismo a esa Sevilla inacabada o inempezada, probablemente desconocida por Antonio López, pero sufrida continuamente por aborígenes y visitantes. El pintor manchego, decíamos, quizás nunca acabe estos dos lienzos la ciudad que descansa en el Guadalquivir. Tampoco hace falta. La otra lista, la de las promesas y proyectos incumplidos, sí que hace falta que se acabe de una vez.

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