Antonio Camoyán y el alcornoque de Doñana

Un grupo de familiares y amigos homenajean al gran fotógrafo del Coto un día después de que el Parlamento andaluz aseste un golpe a la supervivencia del Parque Nacional

10 de febrero 2022 - 08:02

Aunque las coplas rocieras lo han entronado como el árbol de Doñana, la primacía del pino en esta geografía se remonta sólo al siglo XVIII. Como alguna vez nos ha dicho el geógrafo Fernando Díaz del Olmo, los análisis de paleopolen demuestran la existencia de esta especie en el Coto desde muy antiguo, pero como una minoría vegetal en un hábitat donde los verdaderos monarcas eran las sabinas o enebros, en las dunas; los alcornoques, en las zonas más húmedas; y los brezales, en los bordes de las lagunas. Por eso, Antonio Camoyán eligió un alcornoque para hacer aquella instantánea icónica que se convirtió en la mejor propaganda de Doñana y que lo consagraría como uno de los mejores fotógrafos de naturaleza de España, aquella en la que aparece una quercus suber (nombre latino del árbol) cargada de aves y nidos, como si fuese un arca de Noé volátil, flotando en un cielo rojo en el que impera la bola amarilla de un sol africano.

La historia ya ha sido contada muchas veces. Antonio Camoyán descubrió el árbol mientras ejercía de cicerone en Doñana del fotógrafo italiano Biassi, tarea que le había encomendado al sevillano el que fue el gran maestro del Parque Nacional, José Antonio Valverde (otro de esos vallisoletanos que encontraron en la Baja Andalucía su particular paraíso). El alcornoque de Camoyán se encontraba en el paraje conocido como La Pajarera de Doñana y, aunque lo fotografiaron ampliamente aquel día, no fue hasta varias jornadas después cuando volvió a aquel lugar con su Nikon y se dieron todas las condiciones para que pudiese disparar y cazar una foto que le perseguiría el resto de sus días como una bendición. Ver la foto del alcornoque de Camoyán es como oír la música que García Abril compuso para El hombre y la tierra. Automáticamente se nos dispara la fascinación por la naturaleza, por los últimos rincones salvajes que quedan en la Península Ibérica. Todo hombre sigue llevando en un rincón de su alma al niño explorador que fue.

Hoy, a las 13:00 horas, un grupo de familiares y amigos de Camoyán plantarán un alcornoque en el parque Olivar del Zaudín, en Tomares, para recordar a aquel hombre que dejó su carrera como médico para dedicarse a la fotografía y la naturaleza. Justo un día después de que el Parlamento Andaluz aprobase, con los votos de PP-Cs-Vox y la abstención del PSOE, la regularización de los riegos ilegales de Doñana, lo que pondría en peligro la misma supervivencia del Coto. Hay coincidencias en las que casi se ve la mano de la Providencia. Esta es una de ellas.

stats