Alcaldes fuera del Parlamento

EL Parlamento andaluz dio luz verde el miércoles a una de las reformas electorales más polémicas de los últimos tiempos. La mayoría absoluta de que disfruta el PSOE hizo posible una de las medidas estratégicas que los socialistas han puesto más interés en aprobar unos meses antes de las elecciones autonómicas: los alcaldes no podrán ser a la vez diputados andaluces. Como la legislación nacional es distinta, se producirá la paradoja de que un alcalde podrá tener escaño en el Congreso de los Diputados (es el caso de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez) e incluso en el Parlamento europeo, pero le estará vetada su presencia como representante en el Parlamento más próximo a sus conciudadanos, el andaluz. Esta reforma, que recibió el voto en contra del PP y la abstención de IU, perjudica claramente al Partido Popular, que cuenta actualmente con diecisiete alcaldes entre sus filas parlamentarias y que solía utilizar el tirón electoral de algunos de sus ediles más populares. No lo podrá hacer en los próximos comicios. Mejor dicho, sí podrá llevarlos como candidatos, pero los votantes ya saben que, si son elegidos, deberán renunciar a la Alcaldía o al escaño. Por esta razón la dirección del PP ha anunciado que presentará un recurso contra esta norma ante el Tribunal Constitucional, pese a que desde los años noventa está en vigor una ley promovida por este partido que convierte incluso en inelegibles a los regidores locales. La polémica normativa fue la excepción, sin embargo, en una sesión plenaria en la que se aprobaron otros cambios en la legislación electoral de la comunidad autónoma, como la percepción de un solo salario, la publicidad de las declaraciones de bienes de los diputados y de sus familiares y de los contratos de éstos con las administraciones públicas, la eliminación de la paga a los ex presidentes de la Junta a partir de los 65 años y las mayores facilidades para la presentación de iniciativas legislativas de los ciudadanos y de los ayuntamientos. Todo esto sí fue acordado con la unanimidad que requieren las reglas del juego.