La aldaba
Carlos Navarro Antolín
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La aldaba
Cuántas veces no exclama uno al contemplar el álbum de un acto social: "¡Esta foto la he visto yo antes!" En principio ocurre que vemos los mismos caballitos del carrusel local, la misma gente, los mismos rostros aunque con diferentes combinaciones. Rara vez nos extraña encontrar a alguien que suponga una novedad, que llame nuestra atención por sus reiteradas ausencias en los insufribles saraos, o porque se haya retratado con alguien de verdadera importancia. Hay ocasiones en que, tal es la confusión y la profusión de cuchipandas, que nos parece ver hasta a quienes no estuvieron en la cita. ¿O sí estuvieron? Pasó, por ejemplo, la otra noche en que no advertimos al alcalde en la inauguración de la Velá de Santa Ana con pregón y banda de música de troníos. No lo vimos, pero las redes sociales dicen que estaba. A lo mejor realmente estuvo. El caso es que nuestro apreciado Oseluí debe tener un doble, como el Generalísimo, porque dicen que andaba cerca de la mar. No de la calle del azulejo recuperado, sino de la gaditana. Solo los alcaldes de Sevilla pueden estar en dos sitios al mismo tiempo. Debe ser la Sevilla de los excesos. O las redes bajo el síndrome de Pinocho. Vaya usted a saber, pero pediré cita al especialista porque me pareció verlo más bien junto a una playa que junto al río a su paso por Triana. El caso es que no nos llama la atención la omnipresencia de Sanz, como sí lo hizo la reciente fotografía del abogado Joaquín Moeckel con Felipe VI en la entrega del premio Mariano de Cavia. Vimos la instantánea del monarca y el abogado y nos preguntamos dónde habíamos visto antes una estampa similar. Pues nada menos que en el Diario de Sevilla en 2002, cuando aparecieron en las mismas posiciones un Borbón y un Moeckel en 1969, esto es, 55 años antes de la fotografía del otro día. En la imagen en blanco y negro aparecen Don Juan Carlos y Otto Moeckel von Friess, hermano mayor del Baratillo, en una recepción que el entonces Príncipe de España ofreció a la sociedad sevillana. Rescatamos aquella fotografía para ilustrar la información con la carta de la Casa Real que confirmaba que Don Juan Carlos aceptaba ser hermano mayor honorario del Baratillo.
Llega un momento en que la memoria reduce la capacidad de sorpresa. Sorprende que el destino hile tan fino como para generar determinadas coincidencias. Al abogado lo avisamos directamente: "Esta misma foto la tuvo tu padre con el ahora Rey emérito". Hoy igual que ayer. El paso del tiempo nos envejece y nos hace relacionar detalles. Hasta vemos al alcalde en dos sitios distintos a la misma hora. ¿O al final no fue así? Será cosa de la alta velocidad, la Inteligencia Artificial o los algoritmos que nos confunden. Buen humor en cualquier caso.
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