¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
La aldaba
La magna en la boca de media ciudad, la magna que genera divisiones, la magna que es culminación y síntesis –dicho sea a lo Buzón– de los excesos de la era que nos ha tocado vivir. La magna que ya tiene el aforo de sillas repleto, los hoteles llenos y los restaurantes saturados. El éxito de la magna es que genera dos mitades, la de los que van a disfrutarla y la de quienes la miran de reojo desde la distancia. ¡No, nos referimos a la magna del PSOE del próximo fin de semana que es en Fibes! En Sevilla nunca tiene nada un éxito rotundo en el Palacio de Congresos porque allí no se deja a nadie fuera, allí cabe todo el mundo. Para que algo sea un campanazo tiene que quedarse público en la calle después de haber llamado a todo bicho viviente para conseguir una entrada, ya sea a una inauguración de un local de tronío, una boda de postín en la que se entra por la reventa a base de pegar la brasa por teléfono, o cualquiera de los llamados “eventos” donde los mismos de siempre se pegan codazos para salir en las placas de las galerías de internet. Nos referimos a la magna de verdad, la importante, la magna casi sin balcones, como el célebre comercio de la calle O’Donnell fundado en los años veinte en la casa diseñada por el arquitecto Espiau: La Casa sin Balcones.
¿Se han dado cuenta de los poquitos balcones que hay en el recorrido de la procesión con la que don José Ángel Saiz rematará el II Congreso de Hermandades y Piedad Popular, un hito que ya ha batido marcas de asistentes y de expectación? Con lo que le gusta al personal pavonearse en un balcón, la cosa se ha puesto especialmente difícil con el itinerario que han acordado las autoridades. Si hubiera discurrido por la carrera oficial de Semana Santa ya teníamos hecha la lista de balcones . ¿Quién tiene no ya un balcón, sino muchos en el Paseo de Colón? El mismo en el algunos de ustedes ya están pensando en este justo momento. Carlos Herrera tiene varias plantas con balcones que miran hacia la que será la Avenida en versión magna. Y además tiene posibilidad de ganar una planta más si alcanza un acuerdo de colaboración con una vecina. Y ya sabemos el lema de Herrera cuando hay bulla: “Señores, vamos a colaborar con la hermandad”. En total se presume un aforo de 30 personas según los cálculos de los gorrones en dar el mangazo y trincar loseta en balcón con derecho a codo en la baranda. Hay que recomendarle a Herrera, aparte de que doña Evelia Rincón mande podar el arbolito, que ponga el teléfono móvil en modo avión desde las vísperas. Porque le van a salir más advenedizos por los alrededores que una administración de lotería que ha repartido el primer premio. Pero no podremos decir lo tradicional: “Los balcones están muy repartidos, muy repartidos...” Serán los 30 elegidos de Herrera. Menos que caballeros maestrantes.
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