Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Alejandro Miró Quesada Garland, editor del El Comercio de Lima durante una conversación con Juan Antonio Giner, periodista y doctor en Derecho, respondió a éste lo que sintió al poder recuperar el periódico tras la dictadura del general Juan Velasco, quien había incautado su diario. Miró Quesada le dijo: “No, mire Giner, a nosotros no nos lo devolvieron porque en realidad nosotros nunca fuimos sus propietarios. Los dueños de El Comercio siempre fueron nuestros lectores y anunciantes”. Diario de Sevilla, los diarios en general son, como añadió Miró Quesada en dicha conversación, “catedrales con alma, nombre y apellidos”. Es un servicio a la comunidad que retrata la titánica y diaria obra de este periódico. Desde hace 25 años, cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, son decenas los periodistas que se levantan con el ánimo de recorrer las calles, cubrir los eventos políticos, económicos, culturales, sociales… para investigar con rigor la verdad de los hechos que se van a aconteciendo, ponerlos ante el espejo, donde usted verá reflejada la verdad y análisis cada mañana. Y somos, usted querido lector, querida lectora, y nosotros los periodistas, los responsables de saber distinguir lo relevante de lo que es un cebo digital o clickbait que rellenan largos textos vacíos de párrafos que olvidan que lo importante es lo primero para contar. El Diario de Sevilla trabaja un periodismo de cercanía, el de la ciudad, aportando exclusividad a las noticias que suceden en su entorno y condicionan su vida. Como diría Giner, el periodismo de cercanía no es ni blando ni de segunda, es exclusivo. Pero como escribió Peter Drucker: “Tratar de predecir el futuro del periodismo es como intentar conducir un camino rural de noches sin luces, mientras miras por el retrovisor”. Los acontecimientos nos obligan a reforzar la importancia de destacar que esta profesión tiene como vocación y objetivo publicar lo que alguien quiere que no se publique en tiempos donde hay más información que tiempo y donde la cantidad nos distrae, entre tantas redes sociales, de la calidad. Henry Luce, fundador de la revista Time, mantenía como un mantra sagrado que no le importaba la cantidad de textos que escribieran los periodistas ni las páginas que se publicaran sino el porcentaje de mensajes procesados por los cerebros de nuestros lectores. Tampoco hay periódico sin financiación: estas obras no pueden ser gratis. Los avances tecnológicos nos han conducido a ofrecerles las noticias también por la vía digital a ritmo de la necesidad del lector y la veloz máquina que fabrica la actualidad sin rebajar la calidad a la que antes nos hemos referido. Quien fuera reconocido como el mejor director de todos los tiempos de The New York Times, Abe Rosenthal, sostenía que unas secciones se hacen para ganar dinero y otras para ganar lectores, que es “como cuando vas a aumentar una sopa de tomate donde caben dos posibilidades: echarle más agua o añadirle más tomate” y eso es lo más importante del futuro de la vida de un periódico, su esencia. Sin dinero, aun con ética, no hay posibilidad de preservar esta libertad que ponemos cada mañana en sus manos. Los periodistas nos dedicamos a explicar lo que pasa, por qué pasa lo que pasa y qué puede pasar. Somos observadores y vigilantes de la democracia, incluso los analistas advierten de lo que pueden hacer los poderosos abusones y usted, impedirlo. Famoso fue aquel impactante titular de Los Controcorrente de Indro Montabell, cuando publicó en su primera página del II Giornale de Milán: “Tápese la nariz, vote por la DC y si es católico vaya a confesar”. Su advertencia es aplicable donde desee. Publicar un gran periódico, como ven entre estas historias mencionadas, no es pues un ejercicio vacío. En Diario de Sevilla se mide cada noticia, cada texto, cada historia. En sus primeros 25 años de vida ha estado haciendo un buen trabajo y por eso se ha convertido una institución imprescindible: en la voz de Sevilla, un diario 100% andaluz.
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