La ventaja de jugar en una Liga de saldo

El próximo miércoles cumple Akor Adams 25 años, una edad estupenda para dar el salto a un equipo de más aspiraciones que el Montpellier. O eso es lo que pretende este Sevilla incapaz de ganar dos partidos de Liga seguidos, aspirar a más. El gigantón nigeriano llega a Nervión para cortar esa imagen tan random del puesto de nueve esta temporada en el equipo blanco: Iheanacho, Mateo Mejía, Peque, García Pascual, Antonelli...

Está claro que no se dan las condiciones para que arribe un eslabón más para esa cadena de oro que se alarga en la memoria del sevillista ya maduro, con Polster, Ramón, Suker, Zamorano, Kanouté, Luis Fabiano, Bacca, Gameiro, Ben Yedder o incluso En-Nesyri. Pero tampoco le hace falta al Sevilla un goleador de época. De momento, con un rematador digno le vale.

Akor Adams quizás no sea consciente de lo bajo que se va a encontrar el listón. Toda una fortuna la suya. Ni siquiera Isaac Romero ha ayudado a elevarlo, por mucha entrega y honestidad que desprendan sus irregulares actuaciones.

Tal es el nivel de esta Liga de saldo, que el sevillista salió del estadio el sábado hastiado del pobre juego de su equipo, evidente de nuevo, y aun así, sus jugadores remataron hasta 25 veces, dos de ellas a los palos, y el propio entrenador del RCD Espanyol, Manolo González, reconocía en caliente que su equipo no se había merecido sacar el punto. ¡Con lo difícil que es oír a un técnico reconocer eso aun siendo plenamente consciente!

Da pena ver cómo circulan el balón los limitados defensas y los medrosos medios. Da aún más pena ver cómo el noventa por ciento de los balones buscan a Lukébakio, quien ya no sabe qué hacer para solucionar el rompecabezas. Y también es penoso comprobar cómo sin los faros de corta distancia de Isaac, el apagón es absoluto en el área contraria. Sólo con que Adams sea un nueve aseado, lo que además puede hacer mejor a Isaac, el Sevilla aspirará a algo más. Tal es el nivel de esta baratísima Liga.