María José Andrade. Periodista.

Velázquez

Quiero que el que venga de fuera, sepa que Sevilla es el lugar en el que nació el pintor universal

21 de junio 2024 - 08:45

En el año 2002 viajé a Viena… Ese año se celebraba el Año de Mozart para conmemorar y celebrar la vida y la obra de Wolfgang Amadeus Mozart. Viena vivía con intensidad este momento. Todo el mundo dejaba patente el orgullo que sentía la ciudad por un genio de la música. La ciudad que tan presente estaba en sus partituras, le devolvía y lo reconocía de manera más que patente.

Tan palpable resultaba la alegría de esta efeméride que la cara de Mozart lo inundaba todo: envoltorios de bombones, cajas de regalo, tazas y platos de café, marquesinas de autobuses, escaparates sin que hiciera falta que fueran de souvenirs, en las monedas de un euro y, sin exagerar, en las servilletas de papel de los bares y restaurantes.

El turismo que llegó hasta el corazón de Austria se sentía atraído no sólo por su genialidad musical, sino también por la cultura de una ciudad que se volcó con el compositor.

Se estarán preguntando qué tiene ver Mozart con Velázquez si uno era músico y el otro pintor. Sencillamente les he puesto en antecedente porque este año, en el que nuestro sevillano ilustre celebra el 425 aniversario de su nacimiento, tengo la percepción de que la magnitud del acontecimiento no tendrá el reconocimiento que se merece.

Nunca Sevilla estuvo más presente en la capital y en la Corte como en aquella época. Jamás ha habido un pintor tan innovador como él con tan pocos y tan pobres medios y recursos con los que contaba.

El maestro del realismo y de la luz, supo “fotografiar” en sus pinturas la hondura psicológica de los protagonistas a los que atrapó el alma para que nos contaran, a lo largo de los siglos, cómo fuimos.

Manet y Salvador Dalí no dudaron en reconocer su influencia porque manejaba como nadie la composición de los personajes y las perspectivas, con las que sigue atrayendo a todo el que admira la profundidad de su obra cumbre, Las Meninas.

Su estilo era dramático, rico en detalles y emocional, convirtiéndose en el máximo exponente del barroco español. Sus pinturas están expuestas en museos de todo el mundo. Algunas cuelgan en casas particulares y en Sevilla… En Sevilla, una estatua del gran Susillo, luce altanera emboscada por los árboles y algunas veces por los puestos de la plaza en la que lo encontramos.

Y sí, habrá conferencias, visitas temáticas, encuentros con artistas y recreaciones como las realizadas por El Tercio de Olivares, esos que merecen más de un homenaje por hacernos vivir la historia con tanta entrega. Pero Sevilla necesita más. Sevilla necesita tener su “Año Velázquez” y que, al igual que la Viena de Mozart, la Sevilla de Velázquez se llene del alma de nuestro pintor.

Quiero que Sevilla rebose de Velázquez. Quiero que el sevillano se sienta orgulloso. Quiero que el que venga de fuera sepa que Sevilla es el lugar en el que nació el pintor universal. Y quiero que el mundo conozca al hombre que, desde la humildad, supo encontrar la grandeza en la simplicidad y en la autenticidad de la vida misma.

Se lo debemos y nos lo debemos.

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