Manuel Campo Vidal
Valencia: además, catástrofe comunicacional
Era jueves por todo el día aquel 9 de noviembre de hace treintaicinco años, la ETA hozaba en su propia porquería y raro era el día que no ponía una bomba lapa en los bajos de algún coche. Era jueves y tras veintiocho años de ignominia, el muro de Berlín empezaba a desmoronarse; bueno, de hecho el desmoronamiento había empezado con su construcción, pues el mundo libre jamás había aceptado aquella afrenta. Por ahí asomaba ya la globalización, esa aldea que tendía a la eliminación de las fronteras. De eso se cumplía ayer treintaicinco años y susodicha efeméride fue a coincidir con la pelea corralera de unos políticos que, para no perder la antigüedad, no han dado la talla. La catástrofe valenciana no ha hecho más que, entre pelea y pelea de corral, demostrar que aquel muro afrentoso ha hecho metástasis.
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