El teniente de la Bounty

ERC deja a Pedro Sánchez sin presupuestos, amenaza la mayoría parlamentaria y merma la capacidad legislativa y ejecutiva del Gobierno, colocando la legislatura en temperatura de combustión

Pere Aragonès y Oriol Junqueras, ayer en un acto preelectoral
Pere Aragonès y Oriol Junqueras, ayer en un acto preelectoral / Enric Fontcuberta / Efe

17 de marzo 2024 - 06:07

En España cuando nos ponemos, nos ponemos. En la misma semana: ley de amnistía aprobada en el Congreso, adelanto electoral en Cataluña, los presupuestos de 2024 al cajón, el caso del novio presuntamente defraudador de Ayuso y el Caso Koldo que no deja de aflorar nuevas sorpresas. Todo este paquete del tramo final de la semana se ha comido el efecto de publicación de las balanzas fiscales, que no es tema menor, y otras bagatelas como la resaca del veinte aniversario del 11-M.

Parafraseando a Valdano diríamos que una semana en España es “molto lunga”. Perdida la capacidad de sorpresa sobre las habilidades de nuestra política para dar espectáculo, cuando baje la inflamación se verá hasta qué parte del hueso institucional llega cada acontecimiento.

Algo no cuadra

Pero en esta súbita convocatoria catalana hay algunas cosas que no terminan de encajar si tan vital era que continuara la legislatura en Cataluña para el PSOE. Sánchez podría haber llamado a Illa para que sacara de la ecuación el proyecto del complejo de casinos en Tarragona, que es el argumento al que se han amarrado los comunes para rechazar las cuentas y romper el ciclo. Habría forzado a ERC a retirarlo si quería continuidad. Igual es que tanto a Pere Aragonés como a la Moncloa les interesa tratar de evitar la incursión de Puigdemont en la campaña catalana. Unos para no ser víctimas del discurso del president fugat, que lo que quiere es que la campaña catalana gire en torno a él, a su regreso en tren gritando “ja sóc aquí y amnistiat” entre esteladas flameantes y así fastidiarle todas las fiestas que pueda a ERC. Y a otros porque necesitan a una ERC más fuerte que Junts. Tampoco consta que Sumar haya apretado mucho a Colau. La arquitectura de la explicación política está incompleta, por paradójico que parezca.

En cualquier caso, ya tenemos un lío mayor dentro del follón permanente que habita dentro de la inestabilidad del complejísimo equilibrio diario. Todos los resortes activados ya. Política multipantalla: Madrid, País Vasco, Europa, Cataluña. Vamos hacia un nuevo ciclo político. Solo quedan por conocer los tiempos exactos.

Presupuestos embalados

La ley de amnistía, una de las leyes más controvertidas de la democracia, sale adelante, pero tendrá que sortear las trampas de osos que le está colocando el PP en el Senado, donde tiene mayoría absoluta. Los tiempos son importantes en esa ley, queda claro.

Los presupuestos nonatos, ya embalados a la espera de mejores tiempos, hubieran dado certezas y soluciones a la política del Gobierno, que tendrá que buscar otros caminos para sacar adelante proyectos y decisiones políticas importantes. Por ejemplo, el incremento del presupuesto de Defensa (19.000 millones) en un momento clave para armar una defensa europea propia, con un retorno posible de Trump y una OTAN que no tendrá el mismo significado para los europeos que en el pasado. Es difícil creer que los diputados de Podemos apoyarían una partida extra por el vericueto que sea para tal fin. Quedan en el aire los 2.000 millones de euros de la SEPI para que el Estado entre con el 10% en Telefónica. Tendrá que buscar María Jesús Montero el dinero de debajo de las piedras para cumplir con el pacto de condonar la deuda del fondo de Liquidez autonómico, para los ajustes fiscales del impuesto a las empresas de energía o las ayudas a la compra de coches eléctricos.

Es lógico que el Gobierno retire de la agenda aprobar las nuevas cuentas: habría estado demasiado a merced de los independentistas y se habría visto en el complicado ejercicio de ceder más y en el de conceder casi cualquier cosa a unos políticos desatados y en plena campaña, en plena pugna entre ERC y Junts para demostrar a su grey quién ordeña mejor a lo que llaman Estado español, fuente de provisión.

El estado fosilizado

Se empieza a extender la idea algo exótica de que da igual tener presupuestos que no tenerlos. Está bien desdramatizar – casi todos los presidentes han gobernado algún año con presupuestos prorrogados- pero es un error considerar las nuevas cuentas como algo menor. Esta situación se repite en comunidades autónomas y ayuntamientos. La incapacidad para el pacto, la transacción entre adversarios y el enconamiento general está conduciendo el asunto presupuestario al mismo desfiladero que el resto de buenas prácticas que ya ha devorado la política española. Y esta situación se lleva también por delante, por supuesto, la reforma de sistema de financiación autonómica, caducado hace diez años.

Posiblemente es el acuerdo político más determinante para los ciudadanos. La correcta financiación de la sanidad, la educación o la dependencia dependen de ese modelo, que actualiza sus contornos con la población real u otras especificades territoriales. Pues ni por esa. Entre el modelo de financiación y el CGPJ (que va para siete años caducado) podemos decir que trabajamos con un sistema fosilizado por los propios partidos.

Cataluña, de nuevo al diván electoral

Cataluña no acaba una legislatura desde que Montilla era presidente. Las elecciones se han anticipado al 12 de mayo, sorpresivamente. Este es el primer espejo de las consecuencias de los independentistas en el poder: inestabilidad, impredecibilidad e ineficacia ejecutiva. La segunda es obvia: la política catalana asesta una vez más una sacudida a la política española. No hay semana tranquila desde que el bipartidismo saltó por los aires. Es una realidad, guste o no aquel turnismo contemporáneo.

Sin red

El anticipo electoral complica además la ya compleja situación del gobierno, que ya opera sin red de seguridad. Se queda Sánchez sin presupuestos y sin socios en los que poder confiar. Todos salvo Sumar, envueltos en lances electorales, en el País Vasco y Cataluña, ya están a lo suyo, desentendidos por completo del devenir de un país que les trae al pairo. Aún así, Pedro Sánchez va a tratar de agotar la legislatura amarrado al timón como el teniente de la Bounty, el buque de la Marina británica cuyo capitán se empeñó en seguir pilotando contra todas las circunstancias, incluido un motín, aunque de momento Sánchez controla bien a los suyos. Cosa distinta es que sea posible. Sin mayoría parlamentaria, sin iniciativa legislativa, mermada la capacidad ejecutiva por unas cuentas prorrogadas y sometido a una presión permanente externa, igual puede seguir navegando, pero solo conseguirá que el barco de vueltas sobre sí mismo.

Cataluña, la esperanza socialista

Los socialistas siguen confiando en que Salvador Illa ganará las elecciones catalanas. El PSOE ha ganado las tres últimas que se han celebrado en aquella comunidad (autonómicas, municipales y legislativas). Supondría para los socialistas invertir la serie de derrotas encadenadas y en un territorio clave. Otra cosa es que Illa pueda formar un gobierno mínimamente estable y que no esté condicionado hasta el disparate por ERC y Colau. El CEO catalán en su última entrega colocaba al PSC con 42, seguido de ERC con 32, Junts con 21, el PP con 14, los Comunes con 12, le daba 7 a Vox y 6 a la CUP. El pacto más sólido parece, a la vista de las previsiones, el del PSC con ERC. Ambos mantienen ya acuerdos en el Ayuntamiento de Barcelona y en Madrid. Los independentistas, sumando a la CUP, quedan lejos de los 68 que concede la mayoría absoluta. Y un pacto de partidos constitucionalistas es aritméticamente imposible. No va a ser fácil lo que viene, aunque lo que más puede transformar la realidad catalana es un no independentista gobernando la comunidad, mucho más que la amnistía, que no deja de ser un recurso de última necesidad aunque la vistan de lagarterana.

Illa pagará parcialmente la cuenta de la amnistía

No obstante, las encuestas son eso, encuestas, un estado de opinión que habrá que revisar a la vista de los últimos acontecimientos. El PSOE baja en el CIS e incluso en Cataluña hasta dos puntos en febrero. E Illa pagará parcialmente la amnistía: su triunfo en 2021 se alimentó de buena parte de los votos de Cs, que pasó de 36 a 6 escaños. Ese electorado, en general, ha estado muy entrenado para defender justo lo contrario a lo que representa la ley aprobada en el Congreso.

En Madrid no te encuentras a tu ex pero sí a tu novio en los papeles

Si se leen los periódicos con continuidad y cierto interés llegará a la conclusión de que medio Madrid se dedica a comisionar. El comisionismo es una práctica a medio camino entre la ciencia y el arte. Se practica en cualquier lugar donde haya algo que llevarse. Practicarlo y enriquecerse solo exige alguna habilidad técnica, mucha desfachatez, moral distraída y sobre todo estar en el sitio adecuado. La posición perfecta para trincar -ahí está el meollo- se consigue con la intermediación -generalmente sin retribuir pero con lazos políticos, de sangre, afecto o sentimentales- de alguien con poder. El comisionista, intermediario, trincón, o como quieran llamarlo cobra ahora por “la comercialización de clientes”, como consta en las facturas fraudulentas que emitía Alberto González Amador, el novio de Isabel Díaz Ayuso, para llevarse su parte de la venta de mascarillas cuando apretaba la pandemia a través de una empresa dedicada a la venta de bebidas energéticas y reconvertida en central de compra-venta de material sanitario al grupo Quirón, su principal cliente, y a la vez el más beneficiado por las política privatizadoras de la comunidad de Madrid. El “comercializador de clientes” equivale en su oficio al “técnico en papiroflexia”. Un comisionista de toda la vida o un fabricante de pajaritas de papel. La misma cosa es. Se llame Koldo o sea el novio de una presidenta.

La confabulación

Los escándalos son inevitables cuando se cometen fechorías porque hoy todo se sabe, no hay rincones para la impunidad. Lo que es evitable es hacer el ridículo, como la presidenta de Madrid acusando “a todos los poderes del Estado” de estar en una confabulación contra ella cuando su propio novio había admitido los delitos y estaba dispuesto a llegar a un acuerdo judicial por 350.000 euros más los intereses de demora. Asuntos turbios, asesores aizkolaris, novios que trincan de las mascarillas pero no pagan el impuesto de circulación del Maseratti…¡ esta España ¡

Breverías

Siempre nos quedará Portugal

Los vecinos nos dan sopas con ondas en muchas cosas hace tiempo. La política es un buen ejemplo. Tanto la coalición conservadora que ha ganado las elecciones negándose a pactar con la ultraderecha, como los socialdemócratas -desalojados del poder por un presunto caso de corrupción- dándoles su apoyo para quitarles el yugo de los ultras, son un ejemplo de cómo poner los intereses generales por delante de los del propio partido. Es cierto que hay voces en la coalición que apuestan por pactar a su derecha. Y cierto que la inestabilidad va a presidir la legislatura, pero de entrada reconforta el tono de la política portuguesa y la disposición de los partidos mayoritarios al entendimiento.

Ellas sacan mejores notas, ellos obtienen mejores trabajos

Se llama brecha de género juvenil: las chicas obtienen mejores datos académicos pero son los varones los que consiguen mejores empleos y tienen más posibilidades laborales. Lo advierte el Índice de capacidades económicas 2018-2023 que elabora el centro Reina Sofia de Fad Juventud. Ellas sufren un 7% más de desempleo que los chicos, lo que invierte el éxito educativo. Otro dato espeluznante del informe es que uno de cada cuatro jóvenes en España está en riesgo de pobreza y exclusión. He ahí un dato alejado de los sesudos debates parlamentarios.

La taberna Garibaldi

Pablo Iglesias ha montado una taberna con un socio cantautor y otro poeta. Una taberna roja, en Lavapiés. Y casi lo pelan al cero. La taberna como “último bastión del proletariado”, ese es el claim, citando a Kautsky, el filósofo marxista. La carta lleva guiños de la casa: salmorejo partisano, enchiladas Viva zapata o el apartado vegano titulado “No me llames Ternera” en alusión al terrorista etarra. Un menú que mezcla ideología de ultraizquierda con las proteínas. Pues aunque chillen mucho es más edificante ver a un ex político pagando nominas, horas extras y nocturnidades que entrando en consejos de administración tras abandonar el ministerio. Y será mucho más divertido cuando Yolanda Díaz, su cordial enemiga, le dicte a Iglesias la hora de cierre de su local.

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