Visto y Oído
SoniaSonia
La pobre de Sonia Martínez, ídolo truncado en la TVE de hace exactamente 40 años, fue víctima de su propia efusividad, de su propia vulnerabilidad, como novata y como joven valor que comenzaba a triunfar. Fue víctima de su contexto, profesional y personal. Se precipitaba en todo, se deslumbraba ante los que se encontraba en la cima y se comía el pastel deprisa. Tratándose de una mujer joven, era intolerable a ojos de los demás. No se le perdonó que fuera tan natural, tan así. Que mostrara sus imperfecciones con una sonrisa.
En la TVE del felipismo, única, dirigida por gente soberbia que sólo actuaba por puros intereses, sobró de inmediato por lo que entendían como desacato y el agujero del boicot y los perjuicios la devoró al poco en esa tendencia a dejarse llevar y a llevarse ella misma por el desagüe.
Un boicot estúpido y la ausencia de su madre, y con ella, un padre y una hermana que se ausentaron, algo que no termina de tocar a fondo el documental. A esta chica la dejaron muy sola, con demasiado dinero, demasiada droga, demasiadas malas influencias y muy poca ayuda. Hace 40 años parecíamos modernos pero no era así. En historias como esta se demuestra la crueldad hacia los vulnerables, los que no estaban protegidos por el sistema.
El documental sobre Sonia Martínez en RTVE Play repasa una vida triturada por momentos. El ascenso de una presentadora para niños mal asesorada, o que no quería ser asesorada mejor, y un tobogán hacia el precipicio a una edad en la que cualquier joven tiene derecho a descubrir, aprender y equivocarse. Una pobre vida ventilada en diez años de continua decrepitud. Un precio muy alto por haber sido popular demasiado pronto. Sonia Martínez es la profeta de muchos influencers y de tantos juguetes rotos estallados contra una pantalla.
El trabajo de Ángela Gallardo y César Vallejo está muy bien. Es un personaje y un tema que da para ampliar. El pasado con historias así nos devuelve a la crueldad desalmada.
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