Cómo Sevilla recuperó su sitio natural

Cuando se fue Curro también abandonaron Espartaco y Muñoz mientras iba emergiendo la figura de Morante y aún no brillaba El Cid. Fue un tiempo de penuria en el toreo según Sevilla y ni podía imaginarse que un día se disfrutase de una baraja de toreros sevillanos como es la que funciona hoy. Y es que estamos viviendo una de las épocas más ricas en toreros nacidos a la sombra de la Giralda. Con Morante al mando de las operaciones tenemos a un torero total como es Daniel Luque sobrevolando sobre sus antiguas cenizas. Junto a la bizarría de Manuel Escribano y la frescura de Borja Jiménez contamos con una pareja que nos hace soñar a diario. Si añadimos la naturalidad de Pablo Aguado y la profundidad de Juan Ortega, el papel de Sevilla en el planeta de los toros ha vuelto al sitio que siempre ocupó.