Ante una sabatina de tronío en la Cartuja

Será entre Semana Santa y Feria cuando a la Cartuja llegue el plato más fuerte de cuantos ofrece LaLiga. La bipolaridad hasta las últimas consecuencias con un Barça-Real Madrid que nos llega como caído del cielo. Y hasta que esto ha ocurrido me decían taberneros amigos que la ciudad se hubiera beneficiado con la participación de uno de los dos grandes vascos, pero no ha sido así, sino que concurren los más grandes de todos.

Pasó a la cita del 26-A primero el Real Madrid y lo hizo como ya no sorprende a nadie, con alguna que otra polémica arbitral para enfado del ecuánime Imanol Alguacil. Fue un partido trepidante en el que los madridistas le sacaron a la épica el partido que en ellos resulta habitual. Un partido de ida y vuelta con resolución en la prórroga mediante una de esas jugadas de acoso y derribo que tanto prodigan. Pero quedaba el otro plato y a fe que no defraudaría a nadie.

Recital de ese niño prodigio que juega a estribor y que lo mismo se te va por fuera que por dentro. Es el suceso de la contemporaneidad Lamine Yamal y él se encargó de mandar a la lona a la tropa del Cholo. Espectacular partido el del jovencísimo marroquí con una exhibición brillantísima y más propia de un prestidigitador que de un futbolista. Y ahí no hubo necesidad de prórroga tras guardar estupendamente la viña el Barça en un segundo tiempo en que no pasó nada.

Y para el sábado 26 de este mes de abril, cita de los dos colosos en la Cartuja para dilucidar quién se lleva la Copa del Rey. Y eso con otro enfrentamiento entrambos para quince días después en Montjuïc en el que puede ser el duelo que resuelva la Liga. Una suerte contar con la Cartuja para que, gracias a ella, se celebren en Sevilla acontecimientos de este calado. Aunque el fútbol es pasión, resulta agradable sentarse en una grada dándote igual quién gane el partido.

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