Sabatina para salir del marasmo

Todo empieza en el aperitivo y acaba en la merienda. Nueva sabatina sin solución de continuidad para el fútbol según Sevilla, para esa parcela del fútbol patrio que ha entrado en una crisis de mediocridad incuestionable. Todo empieza en Gerona ejerciendo de anfitrión ese Girona que vive instalado en la resaca de aquel excepcional curso que fue el anterior y que echa en falta a futbolistas que resultaron fundamentales para el éxito.

El martes se cumplirá el año de un repóquer de goles con triple del ucraniano Dovbyk y exhibición de Savinho, otro que se fue y que anda a las órdenes de Guardiola en el City. Aquello debió ser un punto de inflexión en la andadura sevillista, pero lo cierto es que la convivencia del Sevilla con el Girona se ha convertido en un auténtico tormento. Un tormento que a las dos de esta tarde llega como ocasión para que los de García Pimienta se curen aquellas heridas.

Vespertinamente recibe el Betis al Alavés y como punto para la nostalgia recordemos que fue en Vitoria cuando Nabil Fekir defendió por última vez la rayada verdiblanca. No se pasó del empate sin goles como iniciación de una serie de empates que acarrearon frustración al nido bético. Y ahora, cuando los vitorianos ya cambiaron de entrenador, los de Pellegrini hacen de anfitriones obligados perentoriamente a la victoria que enderece una trayectoria ciertamente errática.

Valladolid fue hace una semana un baño de triste realidad que se revalidaría el miércoles en Montjuïc. Y con la venida de un equipo que se asoma peligrosamente al pozo, el Betis no puede andarse en lamentos por la ausencia de Fulano o de Mengano, sino que ha de recobrar aquel carácter competitivo que lucía bajo el mando de Manuel Pellegrini. Sábado, por tanto, crucial para los dos representantes del fútbol según Sevilla con la obligación de salir del marasmo de una vez.